Valdepeñas de Jaén en el marco de su Cristo
Pasajes del día grande con la procesión del Señor de Chircales

Es emocionante ver la calle Bahondillo repleta de fieles, donde los vivas al Señor de Chircales son continuos, las miradas al Cristo a su paso son profundas, las mejillas se llenan de lágrimas de emoción, de súplica, de agradecimiento. Mayores y adultos trasmiten su fe a los jóvenes y niños solo con el gesto, solo con la mirada. Y este año la procesión es todavía más importante si cabe. De por sí, este día es uno de los más grandes y esperados en el municipio y, tras dos años de pandemia, lo es todavía con mayores motivos y razones. Ciertamente, el Cristo de Chircales es una imagen que fascina y atrae. Son muchos los ojos que se fijan en ella cuando recorre las calles del pueblo, los primeros días de septiembre, y en su estancia en el templo parroquial o en su ermita.
Llama la atención el juego de miradas que se establece entre el Señor de Chircales y su gente. En quienes le miran, se puede fácilmente adivinar el deseo de ser alcanzados por sus ojos. Son miradas que rezan y que expresan amor y confianza. Con la mirada del Cristo de Chircales se cruzan los ojos agradecidos de quienes viven su cercanía, la mirada inquieta y enamorada de los jóvenes, la mirada transparente de los niños, los ojos cansados de los ancianos... En él se clavan los ojos del triste, del fracasado, o de quien está perdido o desorientado. Ante esta imagen se llenan de lágrimas los ojos del enfermo, de quienes están fatigados por la dureza de vida o nublados por la falta de horizontes. Bajo su mirada muchos experimentan todo tipo de sentimientos: serenidad, aliento, paz, armonía, luz, esperanza...
Esta procesión es, además, una tradición que sigue con el paso de los años y que busca también que llegue a los más jóvenes para que la misma se mantenga y sean las nuevas generaciones las que comprendan la fuerza y potencia de esta imagen que, a su paso por las calles de Valdepeñas de Jaén, logra enmudecer a los presentes y que el silencio sea el absoluto protagonista, con persona de los vivas y algunos momentos de mayor alborozo debido a la alegría que supone volver a ver al Cristo de Chircales por las calles en los días más grandes. El vídeo recoge parte de estas señas de identidad de la tradición.