Una isla de paz en el inmenso mar de olivos de La Campiña, en Lendínez

A pesar de su mínima población, el núcleo tosiriano atesora mucha historia y concentra elementos que, por su interés, sorprenden para bien a los visitantes

01 oct 2024 / 09:49 H.
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Desde hace tiempo el número de personas empadronadas en Lendínez fluctúa entre cinco y ocho. Sin embargo, son muchos más los que viven en este rincón de campiña rodeado de olivos, sobre todo durante los meses de verano. A pesar de sus escasa entidad demográfica, esta diminuta población del término municipal de Torredonjimeno tiene mucho que enseñar desde el punto de vista histórico y del más variado patrimonio.

La cortijada se ubica dentro del suave valle que forma el arroyo Saladillo, en una encrucijada, cercana a Santiago de Calatrava, Higuera de Calatrava y Monte Lope Álvarez, entre otras poblaciones, no muy lejos del límite con la provincia de Córdoba. No se sabe con exactitud la etimología de Lendínez, aunque podría tener un origen patronímico en la línea del no lejano núcleo torrecampeño de Garcíez. Lo que está claro es la antigüedad de siglos de la población, como queda patente en la existente de apellido Lendínez. En cuanto al patrimonio, existe vestigios que recuerdan a un posible baluarte defensivo, como se nota, por ejemplo, en un torreón convertido en casa. De hecho, la zona estuvo defendida de los nazaríes por la orden de Calatrava a partir del siglo XIII cuando se produce la conquista castellana del entorno. Esos monjes guerreros estarían relacionados con un pozo.

Pero Lendínez es mucho más. Muchas de sus viviendas muestran en su factura aires modernistas, pues se construyeron como villas de recreo. También hay un pilar que resultaba fundamental para hacer acopio de agua y para que abrevara el ganado. Dentro de la fabrica de aceite se aprecia una curiosa y esbelta torre, que, pese a su artística decoración, no es una atalaya sino la envoltura de un depósito. A un kilómetro de distancia se localiza el paraje Cerro de Piedras Cucas, una elevación habitada desde tiempo ibérico, que tuvo un papel fundamental durante la Guerra Civil. Del conflicto dirimido entre 1936 y 1939 permanecen vestigios como trincheras y parapetos. Hoy domina el mar de olivos, una parte considerable de los cuales se riega. De la obtención del oro líquido depende buena parte de la economía de Lendínez.

José Manuel Castellano López vive en Lendínez desde hace tres años, contó que está muy contento porque le encanta la naturaleza y que todos los vecinos son una gran familia. Por su parte, Consuelo Marcos Martos, dice sentirse en la “gloria” y aunque no vive todo el año en el municipio. El visitante, José Venzalá González contó que le encataría volver con su familia durante todo el verano. Por último, Loli Varela Moral:” Todos los fines de semana bajamos porque estamos muy a gusto y conocemos a todo el mundo, que es como de la familia”

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