Una ceremonia para honrar al patrón en tiempos complicados

Todas las sillas, 125, colocadas en el parque de Ventas del Carrizal se ocuparon para asistir a la misa al aire libre, principal acto de las fiestas patronales de este año ante la irrupción del coronavirus. Ofició la eucaristía el párroco de Castillo y la pedanía y arcipreste de Alcalá, el guardeño Antonio José Morillo Torres. La intensa y, a la vez, sencilla ceremonia, fue retransmitida en directo por Diario JAÉN y duró una hora y cuarto.

El sacerdote comenzó con una invitación a abrir el corazón, como San Antonio, a Dios. También subrayó la presencia, entre otros, del alcalde, Cristóbal Rodríguez Gallardo; el pedáneo, Antonio Luque Bailén; el presidente de la cofradía, Julio Quintero Castillo, y representantes del mundo cofrade castillero. “Hoy es un día importante. En cierto sentido, le abrimos el corazón al Señor para compartir una fe que forma parte de nuestra vida”, exclamó Morillo. También mencionó la condición de las gentes venteras como hombres y mujeres que tienen muy presente el ejemplo de San Antonio de Padua. Sobre la figura del religioso medieval hizo varias reflexiones e incluso apuntó que recientemente se había emitido en televisión una película sobre su vida. Destacó que en la vida del patrón también había dolor, algo que no es cosa del pasado, y se refirió a que “en medio de la tribulación”, San Antonio de Padua se hace presente.

El oficiante también citó la relevancia del Corpus Christi —que se conmemora hoy— como representación de Jesús como “pan vivo”. “Tenemos que aprender a querer al Señor en nuestras vidas”, trasladó el cura. Resaltó, igualmente, que el santo pide ser capaces de rezar con ilusión. En segundo lugar, puso el énfasis en la máxima del portugués de pensar en los demás, pese a las dificultades y los días tristes. En tercero, subrayó la defensa de la caridad y el amor al prójimo.

En el apartado de ruegos, el cura pidió por el obispo de Jaén, Amadeo Rodríguez Magro, que precisamente hoy cumple medio siglo de ministerio sacerdotal. También nombró, uno a uno, a los venteros “que salieron de este mundo para encontrarse con San Antonio en la Casa del Padre”.

Las medidas de seguridad quedaron claras con el sacramento de la comunión. “Con orden y la debida distancia social” los presentes se dirigieron a los dos puntos de entrega de la comunión. Entraba por un pasillo y salían por el otro para evitar riesgos de contagio de la covid-19.

El tramo final de la concurrida ceremonia, en la que Antonio José Morillo dejó patente su conexión con los fieles, fue especialmente emotivo. Después de felicitar “a los Antonios, a las Antonias y a las Toñis” se concluyó con la interpretación colectiva de “San Antonio Es Nuestro Padre” y de la popular canción conocida como “Los Pajaritos”. La ceremonia estuvo amenizada por la alegre música el coro local.