Una bala en la calle Las Monjas de Andújar

Un relato del trágico suceso del domingo sobre la hipótesis de la investigación y la visión de los vídeos grabados por el vecindario

13 jun 2023 / 10:53 H.
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Una situación extrema en la calle Las Monjas de Andújar, este domingo, cuando dos agentes de la Policía Nacional intentaban reducir a un vecino, veterinario jubilado —al menos perturbado durante el suceso—, que provocaba un altercado a las puertas de un bloque de pisos armado con un cuchillo y un martillo, unida al infortunio, causó la muerte al agente Juan José Lara Egea por un disparo de su compañero en la refriega. El agente de cuya arma salió la bala resultó herido en la cabeza y la espalda con martillazos y una cuchillada y el agresor también murió, con toda probabilidad, a causa de la misma bala que mató al policía y de, al menos, otro disparo posterior. Es la hipótesis principal que maneja la investigación, a falta de informes como el de balística. El visionado de los vídeos grabados por el vecindario viene a corroborar el relato de un suceso trágico. La secuencia de los vídeos, revisada decenas de veces, sitúa al vecino de Andújar en el portal de un bloque de pisos. Ha dejado una bolsa de plástico en el ángulo izquierdo del portal a primera hora de la mañana.

Pasa un viandante con una bolsa en la mano mientras el veterinario jubilado se agacha y saca de la bolsa lo que después se aprecia con claridad: un martillo mediano y un cuchillo. Ya le graban con sus móviles, al menos, dos vecinos desde el primer piso. Grita, visiblemente alterado, que abran la puerta. Es autoridad competente, asegura, y viene a ocuparse de un terrorista. Pide ayuda a los vecinos del bloque y acaba encarándose con un hombre que le graba asomado a una ventana. Antes, una mujer le pide que se vaya. El hombre que le graba —parece objeto de su ira—, le pide que deje el cuchillo y el martillo. No le hace caso y sigue increpándole. Parece que hay una cuenta pendiente entre ambos, real o no. No tarda en entrar en plano un coche patrulla de la Policía Nacional. Conduce el agente Juan José Lara. Frena a pocos metros del jubilado. Del asiento del copiloto sale su compañero. Amenazante, se dirige hacia él el vecino armado. El policía, con la defensa en la mano derecha y la pistola en la izquierda, le conmina a dejar el cuchillo. Recula mientras avanza el vecino hacia él, casi encimándole. Le repite que deje las armas. Y la tragedia se precipita. Al agente se le viene encima el vecino armado. El martillo le golpea mientras pierde pie y cae al suelo con el agresor encima. Suena un disparo, nítido. El plano del vídeo recoge a Juan José Lara corriendo hacia ellos para auxiliar a su compañero. Es sonar el disparo y Lara se encoge y cae de rodillas. Parece evidente que la bala le ha alcanzado. Antes atraviesa también al agresor.

Dos vecinos se la juegan en la calle. Uno le da una patada al agresor y lo quita de encima del agente. Segundos antes se observa cómo golpea con su martillo al agente; incluso como le acuchilla en la espalda. Otro vecino coge del antebrazo al agresor intentado que deje el cuchillo. No lo consigue. Uno y otro se apartan unos metros. Juan José ya no está en el plano del vídeo. Logró levantarse y cayó al suelo. Su compañero, se levanta y se lleva instintivamente, en un gesto rápido, la mano a la cabeza con gesto de dolor. El agresor, al que se ve de espalda, tiene una mancha oscura a la altura superior del glúteo izquierdo. Es sangre; está herido. Y no debe ser un impacto menor. Ya no grita. El gente herido en la cabeza y en la espalda, le sigue. El vecino camina calle abajo. Lleva aún el cuchillo en una mano y en la otra algo oscuro. Los vecinos creen que es una pistola. No, son unas gafas. No las suyas, que lleva puestas. Antes de llegar a la esquina de la calle las Monjas, llegan dos agentes más en moto. Le encañonan. El agente de la Nacional hace, al menos, un disparo más a las piernas del vecino. Una de ellas se mueve como en un espasmo tras el impacto. Parece que va a caerse. El policía herido corre y le coge por detrás para reducirle. Entonces casi cae a plomo. Los otros dos agentes se hacen cargo y él corre hacia donde está Juan José. Su compañero moriría en el hospital y él sería trasladado al Neurotraumatológico de Jaén. Su vida no corre peligro. Juan José Lara Egea fue enterrado el lunes en Marmolejo y del agresor abatido casi nada trasciende. Aún no hay versión oficial precisa sobre lo ocurrido.

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