Una “autovía” milenaria

La construcción de la nueva carretera permite descubrir cinco yacimientos arqueológicos

17 feb 2016 / 09:41 H.

La idea de abrir un camino que vaya desde Úbeda y Baeza a Jaén y luego continúe por Martos hasta la vecina Córdoba no se pensó ayer, es fruto de miles de años de historia a lo largo de este eje que se extiende paralelo al Valle del Guadalquivir y que está en la ruta del Levante al interior de Andalucía. Es el análisis del delegado de Fomento, Rafael Valdivielso, que está satisfecho de que las obras de la Autovía del Olivar, que por fin conectan La Loma con la capital y su área metropolitana, hayan permitido redescubrir parte del pasado jiennense. Y no es una exageración. El director del Instituto Universitario de Investigación en Arqueología Ibérica, Arturo Ruiz, deja claro que el movimiento de tierras y el convencimiento de que había restos arqueológicos permitió sacar a la luz los primeras muestras de cerámica policrode la civilización ibera.

Por ello, los dos millones de euros que se destinaron a trabajos arqueológicos en este proyecto son, como dejó claro el representante de la Junta, “una inversión, no un gasto”. Los jiennenses podrán comprobarlo cuando se ponga en marcha la pretendida exposición sobre este material en la que ya trabaja el centro que dirige Arturo Ruiz. Ello permitirá trasladar la labor de los investigadores al público, el resultado de una labor en la que se emplearon técnicas como las pruebas de Carbono 14, la termoluminescencia, los análisis químicos de residuos, los análisis carpológicos, entre otras. Entre los yacimientos se localiza el de “La Veguilla”, entre Úbeda y Baeza, donde se identificó un poblado de la época romana, con edificaciones organizadas con habitaciones y estancias, de las que salieron a relucir, incluso, el suelo y una antigua calzada que probablemente fuera la vía de acceso al Alto Guadalquivir. De la época prehistórica destaca la “Venta del Rapa”, cerca de Mancha Real, donde se descubrió un asentamiento calcolítico, un pequeño poblado de forma circular junto a la autovía, rodeado por un foso y otras construcciones subterráneas en los alrededores, como almacenes, talleres y tumbas. De esta misma época se dataron restos arqueológicos en el Puente del Obispo, en el Cerro de los Vientos, lo que permite conocer los comienzos de la sedentarización que ocupó el valle del Río Grande, a lo largo del tercer milenio antes de Cristo.

En el término municipal baezano se descubrió la mayor diversidad de restos arqueológicos, como una necrópolis ibérica, construcciones romanas, restos de la época visigoda y una alquería islámica del siglo XI, que posteriormente se desarrolló como un cortijo castellano durante el periodo medieval. Otros hallazgos cruciales son también los descubiertos en zonas del Cortijo “El Ahorcado”, en la cuesta de Baeza, donde se identificaron muros y pavimentos de hormigón de la época romana imperial, y la zona de Arroyo Vil, en la que los restos arqueológicos documentados corresponden a complejos estructurales tipo silos, fondos de cabañas, estructuras funerarias, restos de muros y cerámicos asociados a la época islámica almohade, aunque también aparecen restos de época tardorromana y de la época islámica. Incluso se descubrió un acueducto romano, que queda bajo la autovía, pero aislado con el objetivo de poder sacarlo a relucir si algún día, el paso de otros miles de años historia, permite exponerlo.