Un soberbio mirador con vistas sobre Jaén, Granada y Córdoba en las Peñas de Majalcorón
La aldea, ubicada a más de 1.100 metros, se cobija en un precipicio que le da el nombre, en el que se mezclan una parte latina y otra arábiga

Un nombre, compuesto en este caso, puede condensar siglos de historia. Es lo que pasa con Peñas de Majalcorón. El análisis muestra que hay una primera parte descriptiva del tajo bajo el cual se asienta esta pequeña aldea de Alcalá, con solo veinte personas empadronadas. El segundo elemento, Majalcorón, según los estudiosos vendría a significar Prado de los Cuernos, referencia a un pasado ganadero. Hoy casi los únicos cuernos que se ven son los de las cabras monteses que han recolonizado el lugar.
Es el marco para contextualizar Peñas de Majalcorón, una pedanía compuesta por viviendas dispersas. A más de 1.100 metros de altitud y muy cerca del límite con Córdoba y, en menor medida, de Granada, se trata de una atalaya natural desde la cual otear la inmensidad. No en vano se divisan territorios de varios municipios pertenecientes a esas dos provincias y también a la de Jaén.
Las fiestas patronales, en honor de la Virgen de Fátima, tiene la peculiaridad de carecer de fecha fija. De hecho, fluctúa para no coincidir con las de otros núcleos cercanos y a las circunstancias. De hecho, en 2025, serán en junio. Como explica el pedáneo, Manuel Nieto Pulido, la organización se ha visto facilitada por la creación de la Asociación Peñas Alcalá la Real. Las hermanas para 2025 son Silvia Pérez López, y Rafi y Mari Gutiérrez Cano. Las actividades siempre se condensan en un día. Por ejemplo este año, el 18 de mayo, se empezó con una misa amenizada por el coro Sones de Nuestra Tierra. Después salió la procesión que recorrió el contorno al son de una banda de música. A mediodía, almuerzo colectivo, en el que no faltaron el ponche, los aperitivos y una secretaria. Incluso se preparó una tortilla con cuatrocientos huevos. En la sobremesa, dulces y arresoli. Hubo actividades lúdicas para niños y adultos con juegos, carreras de cintas y un colchón hinchable. Para concluir una verbena, que hizo que la gente disfrutara hasta la madrugada. La localización tan espectacular hace que se reúnan vecinos, peñeros asentados en otros lugares y gentes de diversa procedencia. Incluso se cuenta en la aldea con familias inglesas.
Según cuenta el vecino, Manuel Nieto Pulido, la gente se acerca a la pedanía porque se ve Sierra Nevada y otros municipios. Por su parte, Silvia Pérez López explicó que a pesar de ser la aldea más chica congrega a mucha gente, que pueden llegar a reunirse hasta quinientas personas. Por último, Milagros Serrano Expósito explica quelLas fiestas de la Virgen de Fátima son muy pequeñas pero, a la vez, “ muy grandes para toda la gente que vive en nuestra aldea”.