Un guardia civil ya retirado, héroe del accidente en la A-44

Gregorio Saboya rescató al conductor del camión que ardía

13 sep 2019 / 16:40 H.

El dispositivo de contención y extinción del incendio de un camión el pasado miércoles en la A-44, a la altura de Mengíbar, contó con un héroe inesperado. La suerte se alió con uno de los conductores de los dos vehículos implicados, el del que volcó y se salió de la vía. Cuando las llamas, producidas por los impactos sufridos, ya habían comenzado a cebarse con la cabina del camión, el piloto, de origen turco, aún se encontraba dentro de esta. Aturdido aún por el incidente, era incapaz de zafarse del cinturón de seguridad para poder huir a lugar seguro.

De ello estaban siendo testigos unas pocas personas que, alertadas por el suceso, habían detenido sus coches para avisar de lo acontecido al Centro Coordinador de Emergencias 112 Andalucía. Entre estas se hallaba Gregorio Saboya, un exguardia civil de 55 años que había interrumpido su viaje hacia Valdepeñas de Jaén por el mismo motivo. Consciente de que el fuego alcanzaría al conductor del camión en pocos minutos si nadie lo evitaba, y lejos de arriesgarse a que los bomberos y los agentes de la Guardia Civil y la Policía Local, que estaban ya en camino, no pudieran llegar a tiempo para socorrer al hombre, hizo de tripas corazón y, sin pensárselo dos veces, corrió hasta el vehículo en llamas, liberó al piloto y bajó junto a este hasta el asfalto. Juntos se alejaron del peligro a la velocidad del relámpago. Al alcanzar el primero de los turismos que se encontraban estacionados en el arcén, a tan sólo unos cincuenta metros del incendio, se detuvieron. Apenas unos segundos después, la cabina explotó y el fuego se propagó al resto del camión, que se convirtió casi en un amasijo de hierros en poco tiempo. Los efectivos de Bomberos de Jaén y los guardias civiles y policías locales se encargaron, respectivamente, a su llegada, de extinguir el incendio y de retirar los vehículos y regular el tráfico hasta que pudo restablecerse la circulación en el carril en el que había tenido lugar el accidente —el derecho, en dirección Jaén—; no obstante, de no haber intervenido antes Saboya, no se habría podido salvar la vida de un hombre ese día.

Un día después del accidente, este rara avis en nuestra sociedad capaz de poner en peligro su integridad para proteger la del prójimo, explicó a Diario JAÉN que aún se encuentra en plena fase de asimilación de todo lo ocurrido: “En ese momento te posee la adrenalina. Vi que ese hombre se encontraba en la cabina en llamas y me decidí a actuar. Justo después de que todo acabara estaba más relajado, pero ahora tengo claro que arriesgué mi vida”.

Nacido en Francia, Saboya se trasladó con su familia siendo un adolescente a Guadalajara, de donde era natural su padre. De allí se marchó a Córdoba, donde comenzó, con 18 años, a opositar para convertirse en Guarda Civil. Tras pasar por varios puestos, ingresó en el Grupo Antiterrorista Rural (GAR) —que fue sustituido posteriormente por la Unidad de Acción Rural (UAR)—, desde el que prestó servicio en diversos puntos del País Vasco. Allí vivió la cara más amarga de la lucha contra ETA; no en vano, algunos de sus compañeros perdieron la vida en atentados durante los ochenta. En 1995, varias lesiones de rodilla le obligaron a retirarse y a convertirse en un civil más, pero Saboya, no cabe duda, es un tipo hecho de otra pasta: “Aunque esté retirado, ahora me queda la satisfacción del deber cumplido. El vínculo que tenemos con el Cuerpo los que hemos estado dentro aún permanece ahí, intacto. Eso nunca se pierde”.

Una instantánea ilustra el desenlace feliz del suceso
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El conductor del camión que fue pasto de las llamas tuvo que ser atendido por los servicios sanitarios al presentar cortes leves en las manos. También se quejó de dolores en la espalda. Nada, en definitiva, en comparación con lo que podría haber pasado si no se hubiera librado de las llamas. El final feliz del suceso quedó inmortalizado en una fotografía en la que rescatador y rescatado posan juntos.