Un “desafío” al fantasma del olvido en Segura

La aldea de Tres Aguas acoge por cuarto año una fiesta en la casa reconstruida por Estanislao Romero

17 ago 2019 / 12:13 H.

Aunque el drama de la despoblación está más que nunca en boca de políticos provinciales y municipales a lo largo y ancho de Jaén, en ocasiones, la mera palabra, si se repite hasta la saciedad, lejos de llegar a crear conciencia, acaba perdiendo su audacia y, por tanto, toda su efectividad. En tales situaciones son necesarios pequeños gestos que inviten a dejar a un lado el acomodamiento y pasar a la acción con un único objetivo: conseguir que la nuestra sea una tierra llena de vida en todos y cada uno de sus rincones.

En el término municipal de Segura de la Sierra, a unos seis kilómetros del valle de Río Madera, se halla el arroyo de Tres Aguas, en el que confluyen tres regatos, el de La Cerecera, el de Prado de los Fresnos y el de la Cuesta del Majano. Su cauce lleva hasta una aldea homónima, prácticamente perdida y sepultada por el olvido. Antiguamente, la habitaban seis vecinos; hace apenas cuatro años, sin embargo, lucía desierta. Fue entonces cuando surgió la figura de Estanislao Romero.

Este segureño, oriundo de la aldea, que emigró a tierras valencianas en la década de los setenta, decidió recuperar la casa que le vio nacer y organizar una fiesta de inauguración en la misma. Numerosos vecinos de toda la comarca de la Sierra de Segura acudieron a la cita, por lo que decidió repetir la experiencia cada año. El cuarto encuentro, lleno de música y cante, tuvo lugar recientemente y, de nuevo, se saldó con éxito de participación. “Seguiré organizándolo mientras pueda”, asegura Estanislao, que actúa movido por una fuerza inquebrantable: el amor hacia su cuna.

Lo que aconteció hoy yo lo titularía “pequeña historia de retorno a la España vaciada”.

Al fin y al cabo, no es más que eso, un reencuentro nostálgico en la Sierra vaciada, aunque, al final, es la Sierra del hoy, la que añoraremos mañana los que estuvimos.

Andrés Ortiz Tafur