Un broche de lo más taurino

Los encierros protagonizan la última jornada de celebraciones condatenses

10 sep 2018 / 18:32 H.

Aunque la noche, y con ella la feria, acabó pasada por agua, el alcalde de Castellar, Gabriel González, destaca que la segunda feria, la más corta de las dos que tiene el municipio se cerró con buenas sensaciones.

El final de la celebración fue netamente taurino. De hecho, por la mañana se vivió un encierro. Se soltaron reses bravas por las calles castellariegas, preparadas para la ocasión con las preceptivas medidas de seguridad. La mañana fresca después de un sábado de tiempo inseguro permitió al público y los corredores disfrutar al máximo de las evoluciones de los morlacos en pleno pueblo.

Después de reponer fuerzas en las terrazas, siempre en la mejor de las compañías, los aficionados a la tauromaquia tuvieron una nueva cita por la tarde. Se trataba de una becerrada. El festejo transcurrió con normalidad para los novilleros, que compartieron faenas y compañerismo. Una de las promesas presentes en el ruedo, Francisco Javier Segura, en un quite sufrió un puntazo. La cogida hizo que no pudiera continuar la lidia. De hecho, hubo de ser trasladado hasta Linares para ser tratado de las contusiones en una pierna, aunque, por suerte, son eran graves y todo quedó en un susto. Otro espada, El Nete, que también había sufrido algunos revolcones, cuajó una gran faena en el cuarto, al que cortó dos orejas, lo que hizo que saliera por la puerta grande como triunfador del festejo. Los otros protagonistas de la tarde cumplieron con discreción y sortearon como pudieron la falta de casta del ganado. El coso castellariego registró media entrada.

Las celebraciones en honor de la Virgen de Consolación arrancaron el viernes, con un rosario nocturno por el pueblo. El estandarte y las velas iluminaron la velada, con un recorrido que discurrió por las vías urbanas Plaza de la Virgen de Consolación, Juan de Dios González, Plaza de la Constitución, Avenida de la Virgen de Consolación, Notario, Hospital, Hospital, Plaza de la Espiga, Altozano, Juan Antonio Olid, Antonio Díez Malo, Plaza de la Virgen de Consolación. Desde allí penetró en la iglesia de Nuestra Señora de Consolación, de donde había salido. Se trató de una demostración colectiva de fe en un ambiente de fervor y recogimiento.

El sábado, ante la posibilidad de precipitaciones durante el recorrido, se suspendió la procesión. Ante el tiempo desapacible en vez de hacerse una mesa de campaña, la eucaristía se ofició en el interior del templo. Los contenidos festivos, en este caso profanos, regresaron a medianoche con una verbena protagonizada por el cuarteto Frenesí. El tiempo respetó está actividad, aunque las temperaturas resultaron bajas para tratarse de la primera quincena de septiembre, cuando todavía no se ha llegado al otoño astronómico. La patrona castellariega atraerá a los fieles el próximo día 29, con su traslado hasta la ermita del campo.