Un bailenense entusiasmado con Múnich
Diego García Castro está encantado con su vida en la capital del estado de Baviera

Su nombre es Diego, aunque en Alemania lo llaman Herr (señor) Gar- cía-Castro, con guion entre los apellidos —allí solo se usa uno—. Este maestro de veintiocho años, natural de Bailén, reside en Múnich. Lleva ya cerca de cinco años en la capital de Baviera y augura que serán muchos más. Se siente feliz con su novia, la griega Anastasia Nikopoulou. “Me considero una persona tolerante y solidaria. Crítico con las políticas de inmigración y de refugiados que afectan a los derechos humanos. Fiel defensor de los derechos y deberes de la infancia, tan transgredidos, y del medio ambiente. He participado en el Consejo Independiente de Protección de la Infancia (2017), una gira internacional en la cual conseguí ser técnico en promoción de la participación infantil en la provincia de Jaén, no habrán muchos más en nuestra provincia, pero decidí emprender otro camino, que me ha llevado hasta Alemania”, explica.
De su vida actual, resalta el trabajo como docente en un Kindergarten (colegio) para la empresa de Airbus. Sería lo más parecido a una escuela científica para infantes —en Alemania, la gran mayoría de las escuelas son entidades privadas—. “Aquí sentí que encontré mi sitio y no fue difícil. El alemán es un idioma maravilloso. Lo aprendí desde lo más sencillo hasta lo más complejo, empezando por la pronunciación, las primeras letras, formando las primeras frases y realizando los primeros enunciados. No me costó mucho adaptarme a la vida germánica”, razona.
García opina que la gente es agradable, sociable y tolerante. Múnich, además es una ciudad acogedora, y tiene estabilidad. “Las estaciones climáticas están más marcadas, la primavera es maravillosa al igual que otoño, veranos muy calurosos e inviernos para quedarse en casa a invernar. Fue quizás la mejor decisión de mi vida. Aunque nunca es fácil dejar a los amigos, la familia y tus posibilidades laborales en España. Mi vida actual es muy parecida a la que tenía allí. Juego al fútbol sala a nivel federativo, a pádel, quedo con mis amigos y cojo la bicicleta. Si algo ha cambiado en mí, es mi manera de ver el futuro”, resalta el bailenense.
A su juicio, Múnich es sencillamente “prima” —genial en alemán—. Es la ciudad del país centroeuropeo que más horas de sol tiene. “Y sin dudar vivir aquí me hace sentir tener mejor calidad de vida que en España. Aunque se pueda pensar que el sol lo puede con todo. La satisfacción vital y la calidad de tu vida está en otros aspectos: en tener una estabilidad laboral, los sueldos son altos (salario mínimo interprofesional es de 1.700 euros), en sentirte valorado e incluso tener la posibilidad de pasear tranquilamente, por las infinidades de espacios verdes de la ciudad (cada barrio tiene su parque) y de seguridad ciudadana y ambiental. La gente se comporta con la mayor tranquilidad posible, dejando a los animales en paz y prestando atención a su flora y fauna. Te acostumbras a vivir en sociedad. Es habitual ver a ardillas en los árboles, a liebres pardas por las calles y si haces senderismo, te puedes encontrar todo tipo de variedad de especies vegetales como robles y pinos y animales como zorros, alces o bisontes. En Alemania es punible matar a las abejas, por ejemplo”, describe sobre su vida bávara.
Diego García Castro es tan entusiasta de Alemania y sus bondades que adornan este país centroeuropeo que manifiesta: “Y si alguien todavía está indeciso si emprender el camino a Alemania y quiere pautas o sugerencias concernientes a ello, siempre puede hacerlo contactando a mi dirección electrónica (diego_bailen@outlook.de)”.