Sus dos amores: familia y pádel
José Alcalde Anguita
Hay industrias que viven largos periodos de bonanza y prosperidad económica, pero con el paso del tiempo decaen y se extinguen porque el producto al que se dedican pasa de moda. Eso ocurrió, por poner un ejemplo, con la industria del cáñamo, fundamental siglos atrás para la paz y para la guerra. Un ejemplo: todo el cordaje y las maromas de los barcos se fabricaban en ese material y muchos otros productos, hasta que la era de los derivados del petróleo puso en la picota no solo a la industria del cáñamo, sino a su cultivo.
Con la artesanía de la mimbre pasa otro tanto parecido. La prosperidad de un pueblo como Los Villares se vio ensombrecida al saturarse el mercado de sus manufacturas con productos “Made in China”, con cuyos precios es imposible competir. José Alcalde vivió de cerca el auge y el declive de la mimbre en Los Villares, aunque a él no le afectó directamente, ya que su oficio era el de la hostelería. Sus padres tenían el restaurante Mesón Los Caballeros, que cerró hace unos años, y él conoció el oficio desde que era un adolescente en ese negocio familiar. Luego, hace cosa de ocho años, José probó a buscarse el porvenir en otras ramas. Echó una solicitud de trabajo en una gran empresa de telecomunicaciones ubicada en Jaén y lo cogieron.
Ya hace ocho años que trabaja como teleoperador y le encanta, porque realiza su trabajo a gusto y con agrado en la atención al público, y también aprecia la flexibilidad horaria que hay. Desde entonces trabaja en la capital y va y viene a diario a Los Villares, al fin y al cabo, este municipio solo dista 9 kilómetros de Jaén y con la nueva carretera es un paseo.
José Alcalde dispone de tiempo libre suficiente para dedicarse a la familia, a atender el olivar y a jugar al pádel, un deporte que le encanta, de hecho le apasiona. Juega una liguilla con varios amigos y no solo les sirve para mantenerse en forma, sino como diversión y entretenimiento en un rato de ocio.
Una de sus aficiones es el cine y con frecuencia acude con su mujer, Aurora, y su hija de 8 años, del mismo nombre que la madre, a ver una película a los Multicines de Jaén.
También vive muy plenamente las fiestas de Los Villares, sobre todo la del patrón, San Juan. Comenta que, cada año, esta fiesta se hace en un barrio diferente y los vecinos lo adornan con esmero para la ocasión. Lo de la artesanía de la mimbre venía a colación porque cuando era un negocio próspero y daba trabajo a muchas personas del pueblo, en las fiestas los barrios se solían adornar con figuras hechas con esmero de mimbre.
La otra feria es la de las Virgen del Rosario, a primeros de octubre. Es, por así decirlo, la feria grande y en la procesión la imagen de la Virgen va acompañada por alabarderos y escopeteros. Algo digno de ver por su originalidad.