Viaje en el tiempo al siglo XVI

Asociaciones y colectivos, los grandes protagonistas de las fiestas renacentistas

30 jun 2019 / 12:42 H.

La décima sexta edición de las Fiestas del Renacimiento han pasado ya su ecuador y, a pesar de las altas temperaturas y el intenso calor que se registró en la ciudad patrimonial, los ubetenses y visitantes llenaron las calles del casco histórico para disfrutar, en familia o con amigos, de las actividades programadas, todas de carácter gratuito para conmemorar la inclusión de Úbeda en la lista de Ciudades Patrimonio de la Humanidad de España por la Unesco, acontecimiento que tuvo lugar el 3 de julio de 2003.

Como en las anteriores jornadas, las actividades comenzaron con la apertura de las tabernas y mercado renacentista, ubicados en la plaza del Ayuntamiento y Vázquez de Molina. Además de la visita guiada por el casco antiguo realizada por Atlante Turismo, el público disfrutó de una exhibición de aves rapaces, pasacalles de música, así como de personajes mitológicos y de fantasía, danza del vientre, acróbatas con malabares y equilibrio, entre otras muchas citas, dirigidas tanto a grandes como a los más pequeños.

Pero, ante todo, las Fiestas del Renacimiento cuentan con la participación de colectivos y asociaciones de la ciudad, que además de ambientar las calles con trajes de época, colaboran activamente dentro de las actividades que forman parte de la programación de los festejos. Así, la Agrupación Musical Ubetense (AMU) ofreció un concierto enmarcado dentro de la novena edición del Encuentro de Bandas de Música “Úbeda Renacimiento”, en el que también participó la Agrupación Musical de Linares. Previamente al concierto, la AMU realizó un pasacalles que partió de la plaza de Andalucía y pasó por el Real y María de Molina hasta llegar a la monumental plaza Vázquez de Molina. Asimismo, la Agrupación Coral Ubetense, acompañada por el grupo Syntagma Musicum, ofreció un concierto de música renacentista, en el patio del Ayuntamiento, a partir de las diez de la noche.

Mientras, los más pequeños de la casa se divertían saludando a los ogros que paseaban por el mercado o con el teatro de títeres.