Farruquito exhibe su esencia
El arte y el dominio escénico del artista emocionan a un público entregado

Decenas de aficionados al flamenco dejaron pequeño el auditorio del Hospital de Santiago, el espacio que albergó la actuación de José Manuel Fernández Montoya, más conocido como “Farruquito”. Con la presencia de admiradores y seguidores, resultó espectacular la acogida brindada por el público al espectáculo ofrecido por el artista gitano, descendiente de una saga de bailaores y cantaores. No en vano es hijo de los artistas Juan Fernández, “El Moreno”, y Rosario Montoya, “La Farruca”. Además ha heredado la esencia de una escuela única fundada por su abuelo materno, “El Farruco”, y ha pasado toda su vida inmerso en el arte jondo más puro.
A pesar de su edad —tiene treinta y tres años—, cuenta con una dilatada carrera profesional. Debutó en Broadway con tan solo cuatro años y con quince, tras la muerte de El Farruco, asumió la responsabilidad de continuar con el legado flamenco. Desde entonces, grandes han sido los éxitos cosechados tanto con sus espectáculos como por el notable palmarés de premios que ha recibido Farruquito, reconocimientos tanto nacionales como extranjeros.
El sevillano, con su impresionante dominio escénico, llenó las tablas ubetenses y consiguió la entrega y el delirio de las legiones de seguidores incondicionales con los que cuenta en la ciudad, igual que ocurre en los demás lugares que visita. Su perfección en el movimiento y taconeo, su juego de manos y brazos hicieron el resto.
El artista estuvo acompañado de Román Vicenti a la guitarra; Mary Vizarraga, Antonio Villar y Pepe de Pura al cante y el compás y Antonio Moreno, “El Pollito”, a la percusión. La llegada del montaje a Úbeda se enmarcó dentro de la programación de la undécima edición del “Ciclo Ámonos pal flamenco”, promovido por un colectivo impulsor del arte jondo.