Turistas con nervios de acero
Dos jóvenes parejas visitan Bélmez y pasan allí la noche para vivir “Halloween”


Entre unas cosas y otras, todavía no ha aparecido la foto que demuestre que, por primera vez, cuatro turistas durmieron bajo el mismo techo que uno de los fenómenos más misteriosos del planeta: las Caras de Bélmez. En justicia, los cuatro huéspedes se alojaron en la “Casa Museo del fenómeno de las nuevas caras”. Y no es baladí la aclaración, puesto que hay una “pugna” entre los hijos de la ya fallecida María Gómez Cámara, la vecina a la que se atribuye la aparición de estos fenómenos, en un modesto inmueble del número 5 de la calle Real, allá por 1971, y sus sobrinas, las que, a partir de 2004, desvelaron que había nuevos rostros en otra casa del pueblo, en la cercana calle Cervantes, donde nació María. En este segundo “lugar de misterio” pasaron la noche Leticia Luque, de Jaén, y su novio Salvador Cantero, y Sandra Aparicio y Miguel Ángel Penado, también pareja, de Linares.
¿Que les llevó a vivir esta experiencia? La culpa la tiene el buscador de viajes Kolaboo, que organizó un sorteo para vivir la “Noche de Halloween” en Bélmez, cerca de este fenómeno. Aunque no fue ayer, sino el pasado fin de semana “por operatividad”, la madrugada no fue apacible en ello coinciden los cuatro protagonistas. “No vimos nada extraño, aunque yo sí escuché pisadas. Me advirtieron de que había quién había sentido pasos y como el ruido de un bastón y también niños correr. Yo me tapé con las sábanas y no me moví de la cama”, relata Leticia Luque. Con 25 años, estudia para trabajar en el sector del turismo y le interesaba la idea. Además, nunca había ido a Bélmez de la Moraleda, aunque sí había escuchado hablar de sus misterios. La propuesta de los organizadores era mostrar todo lo relacionado con las caras, es decir, el centro de interpretación municipal, fruto de una inversión que rondó el millón de euros; la “casa original” y la nueva vivienda que, según sus propietarios, también acoge fenómenos paranormales. “La casa nueva me dio respeto, pero la antigua, la primera, me impresionó mucho más, sobre todo, la formación en la que se ve una niña que está con su familia y que parece que ha cambiado de postura, para apoyarse en el hombre. Creo que a los demás les ocurrió lo mismo que a mí”, describe Luque. “Después de haber estado allí, me creo el fenómeno. En la casa de la calle Real apareció algo hace ya casi 50 años y nadie sabe explicar de qué se trata. Dormir en la otra vivienda, donde hay quien practicó la ouija y se realizan experimentos tampoco es para olvidarlo. Yo logré conciliar el sueño, pero mi novio estuvo toda la noche en vela; no estaba tranquilo”, aclara. Víctor López, de Kolaboo, aclara que 400 personas se inscribieron en el concurso; incluso, hubo participantes del País Vasco, por lo que están muy contentos con la respuesta a esta iniciativa que implica, no lo oculta, “pasar un poco de miedo”. Ello le lleva a pesar que el turismo paranormal “vende”, que hay un “nicho de mercado” para este tipo de experiencias “aterradoras”.