Unas horas para honrar al patrón

Los aldeanos acompañan a San Miguel Arcángel en su tradicional procesión

30 sep 2019 / 16:35 H.

El pequeño municipio de Aldeaquemada apura las últimas horas de sus celebraciones patronales en honor de San Miguel Arcángel. El día grande salió a pedir de boca. Así lo confirma el alcalde, Manuel Fernández Vela, quien está convencido de que la actual es una de las mejores ediciones de los últimos años. “Ha habido más gente que otras veces. Los aldeanos son fieles a su pueblo, con independencia de dónde vivan. Además no había incidentes estos días”.

La jornada dominical empezó con la recogida de los representantes de la belleza masculina y femenina y las autoridades, acompañados de la banda de música. En torno a las once y media de la mañana comenzó la misa, a cargo de José Luis Martínez, párroco de la Inmaculada Concepción. Justo después, partió la procesión del patrón, una convocatoria muy concurrida, que pasó por las principales calles aldeanas. El acompañamiento musical correspondió a la banda Puerta de Arquillos, que, posteriormente animó las fiestas reconvertida en la charanga Los Panciverdes. Sin embargo, no se paró ahí, sino que al filo de la una de la tarde se celebró un encierro de reses bravas. Entre las escenas curiosas, antes de medirse al ganado, los participantes se presentaron ante una representación del Arcángel para pedirle su protección, en una escena prácticamente idéntica a la que se vive ante de los Sanfermines de Pamplona. El ritual marca que debe cantarse tres veces antes de que salga la vaca. A las cinco y media se soltaron más astados en la plaza habilitada como amplio coso.

La feria termina hoy con una cena colectiva en la caseta municipal. Allí, decenas de personas se reunirán con motivo de la invitación ofrecida por el Ayuntamiento de Aldeaquemada. Se servirá un aperitivo de carne regado con diversas bebidas. La actividad se concibe como un encuentro de convivencia y como una forma de despedir por todo lo alto unas actividades que comenzaron el pasado jueves y en las que, como cada otoño, tienen un papel especial las reses bravas. Es una tradición local muy arraigada.