¡Sorpresa en la verea! La fuerza de la raza de la oveja segureña

22 mar 2021 / 23:27 H.
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Ya hemos pasado el ecuador de “Nuestras vivencias”, pues después de haber descrito ¿Qué llevamos entre manos en la verea? , y La paridera, iniciamos las “Historias en la verea”, con esta primera entrega.

- La raza de la oveja segureña –

Sobre la raza Segureña la Asociación Nacional de criadores de Ovino Segureño (ANCOS), en su web, hace referencia a la misma en estos términos:

“... La raza Segureña, que debe su nombre a la sierra y río Segura, comprende animales de formas alargadas, perfil fronto-nasal subconvexo y tamaño medio, con vellón de lana entrefina que se explota principalmente para la producción de carne, proporcionando corderos de alta calidad, con elevados rendimientos en matadero...”

“...Cualidades y Aptitudes: Son cualidades destacadas de la raza Segureña, su elevada rusticidad y altos niveles productivos. La primera, le permite vivir en un medio inaccesible a otros animales...”

“...Este medio difícil, unido a los buenos niveles de producción de la raza Segureña, han permitido mantener su pureza como ninguna otra de las razas nacionales, ya que los intentos de introducir sementales de razas extranjeras para cruzamiento, han fracasado, al no poder soportar aquellos el rigor del medio...”

Personalmente defino a estas ovejas como: “Sabias, cabezonas, fuertes e incansables”, lo que he podido comprobar caminando detrás de ellas, de tal manera que cuando las fuerzas me abandonaban, las mirabas y pensaba: ¿Un animalejo de cuatro patas, al que le gano en envergadura e inteligencia, va a poder conmigo? ¡Pues sí!

La fuerza de esta raza quedó patente en la historia que quiero contar:

En la verea de primavera, en concreto en el mes de mayo, subiendo al monte Guardahornillos camino del puente “Guarnillos”, una oveja iba bastante fastidiada; creíamos que se había envenenado por los dichosos herbicidas que vierten en los caminos algunos agricultores (por llamarlos de alguna forma), para quitar las hierbas; pues bien, a esta oveja que no podía seguir el ritmo del hato, los Carlillos decidieron, para ayudarla, montarla en una de las yeguas, lo que sirvió de bien poco, decidiendo dejarla en el monte a su suerte.

<i>La borrega enferma en el lomo de la yegua.</i>
La borrega enferma en el lomo de la yegua.

En la verea de invierno, a finales del mes de noviembre, llegando a la aldea de Camporredondo, anejo de Chiclana de Segura, iba detrás del hato y observé a una oveja que no estaba esquilada, lo que me extraño sobremanera, pues sé del buen hacer de los Carlillos con sus animales.

Pregunté a Félix, mi compañero de verea, el porqué de lo que estaba viendo, contestándome si me acordaba de la oveja que dejamos a su suerte en la verea de primavera camino del puente Guarnillos. Me explicó que la oveja que dejamos a más de ¡20 km! de la tiná de los Campos, a las dos semanas se presentó buscando a sus “compañeras”; 15 días sola, enferma, a más de 1.500 metros de altitud media, su instinto y fortaleza le hizo seguir el rastro del hato hasta dar con él. Una verdadera proeza de sabiduría y fuerza de la raza Segureña adquirida a través de sus genes ¡verlo para creerlo!

Por cierto, no estaba esquilada porque cuando apareció ya habían esquilado a todo el hato.

La vista de la fotografía anterior, da una idea por donde anduvo sola la oveja más de 20 km, hasta que llegó a la tiná de los Campos. Ya lo había dicho, son: sabias, fuertes e incansables y diría más, ¡Duras de cojo...!

Miguel Mesa Molinos. Aprendiz de pastor

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