Solemnidad en el gran día de La Guardia
La misa del mediodía fue el acto de una romería de San Sebastián, en la que la alegría estaba en los balcones
Era el día más esperado, pero al mismo tiempo el más triste que puede recordarse en una jornada de romería como es la de San Sebastián en La Guardia de Jaén. Solamente se ha celebrado el triduo y la misa mayor, ayer, con las determinadas medidas de distanciamiento social para controlar el aforo. El cerro, en esta ocasión, amaneció solitario.
Toda la jornada festiva de ayer se desarrolló en la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. El párroco Juan Pedro Moya quiso lanzar un mensaje de esperanza recordando que en marzo se cerraron las puertas del templo y en mayo se volvieron a abrir: “Hoy es día de acción de gracias, pues la divina providencia, nos ha permitido poder celebrar, aunque solo sea con un tercio del aforo de nuestro templo, el triduo y hoy la romería de San Sebastián”, así comenzó el sacerdote una homilía marcada por la presencia permanente de Dios entre nosotros. “No tenemos que salir a buscarlo, porque Dios nos habita; esa es la nueva relación, Él vive dentro de nosotros, tanto Él, como su hijo, Jesús, como el espíritu”. En el evangelio de ayer, se pronunció la definición que el evangelista Juan hace de Jesús como el Paráclito, con el significado amplísimo de: defensor, intercesor, protector, maestro, pedagogo, ayudanteb o sustentados. Moya cerró su homilía apuntando que la presencia de Dios es siempre activa, nunca pasiva. “Por mi parte pido, por su intercesión, el crecimiento en la fe de este pueblo; la experiencia de sentirnos amados como él se sintió; la fortaleza en la adversidad, como él fue fuerte; la abundancia de obras de amor, un corazón generoso y bondadoso.”, así cerró el sacerdote Juan Pedro Moya y un acto marcado por la solemnidad y el recogimiento.
Las calles y balcones de la localidad se adornaron y también hubo muchas flores de papel como consecuencia de un reto que lanzó el propio Juan Pedro Moya a través de las redes sociales. “Se han lanzado cohetes, había alegría pero no era lo mismo ni de lejos”, asegura la presidenta de la hermandad, Isabel Cáceres.