Sin rastro de Ibrahima Diouf

La Guardia Civil analiza el comportamiento del patrón de Villacarrillo que le contrató

22 sep 2022 / 18:06 H.
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Se le nota tranquilo, como si nada pasara e, incluso, como si la “película” no fuera con él. Ese es el comportamiento aparente de G. V. L., el empresario de Villacarrillo que está investigado, pero no detenido, en la operación que la Guardia Civil desarrolla en sus propiedades para aclarar la desaparición, en enero de 2021, de un jornalero que contrató para la recolección de la aceituna. Todo se mira y se observa detenidamente. No hay rastro ni pistas, por el momento, que conduzcan al hallazgo del cadáver de Ibrahima Diouf. Los registros, según fuentes de la Unidad Central Operativa consultadas por este periódico, continuarán varios días más gracias a la orden judicial concedida por el Juzgado de Instrucción número 1 del municipio para acceder a una cochera y dos locales contiguos en los que hacían vida los temporeros.

Poco más trasciende de una operación que empezó el lunes y que continúa sin más novedades que el amplio dispositivo que tiene a los villacarrillenses alterados por el ajetreo de agentes y de medios de comunicación. Está decretado el secreto de sumario y el empresario se acogió a su derecho a no declarar, aunque participa en todo momento en el registro de los inmuebles que posee en la calle Guerrillero Uribe. La inspección se vio ampliada ayer con la presencia de miembros de los grupos de Actividades Subacuáticas (GEAS) y de Rescate Especial de Intervención en Montaña (Greim). Se centrarán en un pozo de una de las zonas ya investigadas. De este modo, sigue la labor de los agentes en Villacarrillo, que empezó en un garaje y en la que se cuenta, igualmente, con perros del servicio cinológico. En este sentido, cabe recordar que las referidas fuentes de la Guardia Civil insisten en que se trata de una “operación abierta” y que el patrón no está detenido. Sí se procedió a su arresto por la desaparición, en diciembre de 2013, de un temporero maliense que trabajaba para él en la recogida de la aceituna. Se trataba de Tidiany Coulibaly, de 22 años, del que se perdió el rastro después de que él y otros trabajadores inmigrantes de su cuadrilla mantuvieran una discusión con el referido empresario agrícola, a quien manifestaron sus quejas por las condiciones de trabajo en la recolección. Tras ser juzgado en 2016 por, entre otros delitos, explotar a trabajadores inmigrantes y haber hecho desaparecer a uno de ellos que se levantó en portavoz de la cuadrilla, fue absuelto del delito de desaparición forzosa de Tidiany Coulibaly. La Sección Segunda de la Audiencia de Jaén, por contra, lo condenó a un año de cárcel y multa de 4.200 euros por un delito contra los trabajadores, que “eran explotados”, y a otro año y medio de prisión por un delito contra la Administración de Justicia junto a otra multa de 6.000 euros.

Dos casos similares en 8 años

17 de diciembre de 2013. Tidiany Coulibaly desaparece el mismo día que discutió con su patrón, el de Villacarrillo, por el salario que recibía tanto él como sus compañeros y las condiciones en las que vivían. El empresario que lo contrató fue enjuiciado, en 2016, pero el juez no lo relacionó con la desaparición de este vecino de Mali del que nada más se supo.

3 de mayo de 2016. G. V. L., que entonces tenía 47 años, fue enjuiciado por explotar a trabajadores inmigrantes y haber hecho desaparecer a uno de ellos que se levantó en portavoz de la cuadrilla, pero el empresario fue absuelto del delito de desaparición forzosa de Tidiany Coulibaly. Ahora está en calidad de investigado en una operación.

5 de enero de 2021. Desaparece otro temporero en Villacarrillo, en este caso Ibrahima Diouf, un senegalés que entonces tenía 32 años. Su familia denuncia que no llegó a Huelva, donde tenía previsto continuar su trabajo como jornalero. Se da la circunstancia de que estaba contratado por el mismo patrón que Tidiany Coulibaly.

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