“Siempre que regreso a mi tierra vivo una gran noche”, Raphael
El internacional artista vuelve a casa para dar un concierto en Linares, dentro de la gira “Victoria”, y para recibir el nombramiento de Doctor Honoris Causa en la UJA





Octubre está reservado para la provincia de Jaén en la ajetreada agenda de un artista internacional que no olvida sus raíces. El día 5 regresa a la Plaza de Toros de Linares para cantar “Victoria” y, ya en la recta final del mes, ingresará en la Universidad como Doctor Honoris Causa. Miguel Rafael Martos Sánchez (Linares, 1943), conocido como Raphael, se detiene al teléfono para atender la llamada de sus paisanos, un momento que, en un día a día de no parar, le permite recordar los olores de su infancia. Es pausado en las respuestas, directo y al grano, conserva intacta la chispa de la ironía y, a estas alturas, no hay pregunta que le sorprenda.
—Pronto tendrá una doble cita con su tierra...
—(Interrumpe). Ineludible...
—¿Qué significa para usted esta vuelta a lo auténtico, a sus orígenes de verdad?
—Significa la vuelta a casa. Siempre que vuelvo a Jaén, regreso a mis raíces.
—¿Por qué canta “Victoria”? ¿Es el final de un recorrido profesional, quizás vital?
—No... Ya va siendo hora de hacer cuenta de las cosas que he hecho e, indudablemente, después de una carrera de casi sesenta y cinco años, tal y como se ha desarrollado, es una victoria total y absoluta. Es innegable. Victoria es algo más que el nombre de una mujer o de una batalla, es lo que consigues al final, después de tantos años de trabajo, el resultado, lo que has conseguido, la familia que tienes... Todas esas cosas.
—¿Qué le ha aportado el artista Pablo López?
—Mucho. Pablo López ha entrado en ese grupo escogidísimo de mis compositores, encabezado por Manuel Alejandro, como es natural y normal, además de José Luis Perales y, ahora, Pablo López, que ocupa su sitio gracias a su enorme talento.
—Queda claro que le gusta trabajar con los jóvenes. ¿Siente que a los jóvenes les gusta trabajar con Raphael?
—Manuel Alejandro y yo no somos tan jóvenes, pero hay que apostar por ellos. La gente joven es el futuro, lo próximo, por lo que hay que estar siempre con ellos y ayudarles.
—¿Qué puede esperar Linares del concierto de Raphael?
—Saldré como siempre, a por todas, a darlo todo y, como dice una canción mía, muy popular, vivir una gran noche, como siempre que regreso a mi tierra.
—¿Qué espera usted de Linares?
—Que lo disfruten, yo voy para que ellos se diviertan.
—¿Cómo elige su repertorio en cada espectáculo?
—El repertorio dura, realmente, un año entero, porque no puedo estar cambiándolo todos los días, aunque siempre introduzco alguna innovación, porque hay mucha gente que repite los conciertos y me ven en varios sitios, por lo que, en honor a ellos, hago canciones aparte, algunas de estreno, para que vean lo que voy haciendo nuevo.
—¿Hay alguna canción que le aburra cantar y, sin embargo, se vea en la obligación de hacerlo?
—No, aunque a veces, son muchos años, me canso de alguna canción y la quito. El problema es que luego llega un remordimiento de conciencia muy grande, y a los dos o tres conciertos, la vuelvo a poner.
—¿Se siente reconocido en la provincia de Jaén?
—Sí, más de lo que yo merezco.
—Pronto recibirá el título de Doctor Honoris Causa. ¿Qué le aporta esta distinción?
—Para mí es un gran honor, porque eso significa meterte en unos caminos muy importantes.
—¿Qué visión tiene de Jaén?
—Adoro a Jaén, porque allí nací yo y toda mi familia. La veo muy cerca, porque son tres horas de coche desde Madrid, no es una distancia para no ir... Yo paso por la provincia veinte veces al año. A mí me sacaron de Linares con nueve meses, porque a mi padre lo trasladaron a Madrid, de tal forma que conocí mi tierra a los catorce años y, desde entonces, todos los años vuelvo.
—¿Tiene ya completado el Museo de Linares?
—Sigue llenándose de cosas.
—¿Usted es consciente de que es el mejor embajador que tiene este rincón de España?
—Yo estas cosas no las pienso, lo único en lo que me centro es en hacer mi trabajo lo mejor que sé, que la gente lo disfrute, que estén orgullosos y ya está. El resto es el público el que tiene la palabra.
—¿Le molesta que le llamen el “Ruiseñor de Linares” o el “Niño de Linares”?
—(Ríe). Lo de “Niño” me queda un poco lejos, pero me hace mucha gracia. Es una forma cariñosa de referirse a mí.
—¿Cuál es el secreto para que sus conciertos sigan siendo, en la actualidad, un “escándalo”?
—No hacer siempre lo mismo. Ahora he grabado un disco nuevo, que es diferente a los anteriores y que saldrá en noviembre, y trato siempre de ir hacia arriba, innovando y no quedándome atrás.
—¿Cuál cree que ha sido su verdadera victoria en la vida?
—Todas han sido verdaderas victorias. No lamento nada de todo lo que ha pasado, de todo he aprendido, hasta de las cosas no tan buenas.
—¿Algún fracaso se que se pueda contar?
—No los he tenido, no me voy a adornar con peinetas que no son mías ni hacerme la víctima sin sentido. Está claro.
—En el estribillo del tema principal de “Victoria” aparecen cuatro nombres, “niño”, “madre”, “amor” y “besos”. ¿Qué significan?
—Lo que significa. “Niño”, que era yo. “Madre”, la mía o la madre de todas las cosas. “Amor” no tengo que contar lo que es, lo mismo que los “besos”.
—¿Qué hace cada día Raphael, el artista, y Rafael, la persona, para sentirse bien por dentro y por fuera?
—Intentar no hacer cabronadas a nadie, pasar por la vida haciendo cosas buenas y dejar la maldad a un lado.
—¿Siente por su profesión la misma pasión del primer día?
—Sí, sí, sí, no ha bajado nada, por eso no hablo de retiradas, “never”.
—¿No habrá gira de despedida?
—No, no podría, estaría llorando todo el día.
—Disco de uranio, cincuenta álbumes de platino, reconocimientos internacionales y una popularidad sin límites. ¿Le desborda el éxito?
—No. Estoy muy bien con él y muy agradecido y, en este sentido, no me molesta en absoluto.
—¿Qué le queda por hacer?
—Mucho y bien.
—¿Cómo es el día a día de un artista como usted?
—Depende de lo que esté haciendo. Si estoy de gira, cuidándome mucho, porque tengo que cantar todos los días y al público no le vale eso de que salgas y digas que no estoy bien porque me fui ayer de picos pardos... El público no tiene pública de que yo sea un golfo (ríe).
—Parará poco en casa...
—Yo paro muchísimo, pero cuando estoy en casa no lo digo.
—Viaja mucho. ¿Algún reproche de la familia?
—Ahora no, porque somos todos mayores, pero siempre los he llevado conmigo.
—¿Por qué no le gusta que le llamen abuelo?
—Porque no lo soy. No me representa la figura del abuelo que la gente tiene “in mente”. Cuando saquen otra imagen, a lo mejor me apunto.
—Pero tiene ocho nietos...
—Son maravillosos... Y todos me llaman Raphael.
—Mensaje para Jaén y, por supuesto, Linares...
—Que vayan los jiennenses preparados y con ganas a mi concierto, que nos lo vamos a pasar muy bien. Gracias por las atenciones siempre conmigo, especialmente a Diario JAÉN.