San Marcos y San Blas recorren las calles de Hinojares

Decenas de vecinos y visitantes celebran las fiestas de su patrón

24 abr 2022 / 21:37 H.
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Hinojares, con unos 350 vecinos, es un pueblo pequeño de tamaño pero grande de sentimiento. Cada año la primavera trae las celebraciones patronales en honor de San Marcos, que se viven en una sola jornada. Este año, sin embargo, se han hecho tras dos años sin poder ver a su patrón. Normalmente, cuando no coincide con el fin de semana, la fiesta se pasa al sábado con la idea de que la participación sea alta, incluso con presencia de emigrantes y personas procedentes de municipios próximos y los responsables de la barra hagan el máximo de caja. La programación comenzó con una misa, oficiada por el párroco. Al término de la eucaristía, el Evangelista salía desde la iglesia que lleva su nombre, en compañía de San Blas y de decenas de personas.

Como curiosidad, ambas imágenes portaban colgadas las tradicionales tortas. Bajo el patrón lucían matas de cebada, símbolo de las buenas cosechas.

Como estampas llamativas los escalones situados junto al templo obligaban a un esfuerzo especial de los anderos tanto en la salida como en el regreso. El cortejo hizo un alto en el camino para la bendición, por parte del sacerdote, de las tortas elaboradas con esmero, un manjar que al término del desfile fue repartido entre los asistentes a la fiesta, colocados en filas. Este día es tradición comer habas y tocino.

La convocatoria anual tiene un encanto especial para los habitantes de Hinojares, uno de los municipios con menor censo de toda la provincia de Jaén. San Marcos no cuenta con cofradía propia, sino que depende de la cofradía de la patrona, la Virgen de los Dolores. Por unas horas, las calles del tranquilo pueblo de la comarca cazorleña se llenaron de bullicio. El municipio, por el que fluye el río Turrillas, ve, desde hace unos años cómo despega el turismo rural gracias a sus atractivos, entre los que destacan los paisajes esteparios y salpicados de rocas con formas caprichosas y el espectáculo de la Vinatera, una catarata que brota con fuerza cerca de la aldea de Cuenca cuando llueve con fuerza con ocurrió en las últimas semanas. Entre los alicientes, además se hallan la iglesia de San Marcos, con su retablo renacentista, y las casas cueva, reconvertidas en alojamientos por emprendedores. Son muy curiosas las salinas, a unos dos kilómetros del pueblo.

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