Rescatado un nuevo buitre en una vivienda particular

Es el octavo, en un mes, que se posa en municipios de la provincia

19 sep 2018 / 12:02 H.

Cuando Francisco Vilches, cámara y empresario de televisión ya jubilado, salió al balcón de su terraza en Las Infantas, el susto que se llevó fue tremendo. No era el viejo con alas de Gabriel García Márquez, ni siquiera un ángel caído, que vaya usted a saber cómo andan hoy los infiernos, sino un enorme buitre leonado, que parecía exhausto, débil y, seguramente, desorientado. “Nos llevamos un gran susto. Al ver que el animal no echaba a volar, llamamos al Seprona de la Guardia Civil y ellos, tras inspeccionar al animal, llamaron a su vez al Centro de Recuperación de Especies Protegidas El Quiebrajano y, sobre las dos y media de la tarde, tras cubrirlo con una sábana y meterlo en un traspontín, se lo llevaron”.

Pasada la primera impresión, rápidamente se corrió la voz y fueron muchos los vecinos que se acercaron a contemplar el ave e, incluso, a fotografiarlo. “El conductor de un autobús dijo que, hace unos días, cuando circulaba por la autovía hacia Madrid, vio cómo un buitre chocaba con unos cables de alta tensión y supuso que podría tratarse de este”, comenta Vilches.

crisis estival. Los meses de agosto y septiembre suelen ser nefastos para muchos buitres jóvenes. De hecho, este verano, son ya varios los buitres leonados encontrados exhaustos, desnutridos y sedientos en diferentes puntos de la provincia jiennense. Al menos que haya trascendido, porque la cifra podría ser aún mayor. Dos especímenes fueron encontrados en Linares, uno más en Bailén, otro en un campamento de Santa Elena, el quinto, en Villanueva del Arzobispo, el pasado 30 de agosto, y, un día después, el 1 de septiembre, se encontró otro buitre leonado en el barrio de Ciudad Jardín de La Carolina. El octavo es el que apareció ayer en Las Infantas.

Mucho pollo para tan poco pan. Una estadística realmente preocupante. “Cada vez es más frecuente que a finales de agosto y en el mes de septiembre se den casos de buitres que se posan en cualquier parte porque están agotados. Se trata de ejemplares jóvenes, nacidos en el año, que tienden a independizarse y cuando buscan comida no la encuentran y, agotados y hambrientos, se posan en cualquier sitio”. Esta es la explicación que da Francisco Martín Barranco, biólogo y técnico de SEO/Bird Life, del centro que la asociación tiene en Geolit (Mengíbar), quien también participó, a principios de este mes, en el recate del buitre leonado de La Carolina. “La población de estas rapaces se está recuperando, por lo que hay más juveniles. El problema es que no hay mucha disponibilidad de alimento. Los adultos saben dónde encontrar carroña, pero los jóvenes, cuando se despistan, pierden el sentido de grupo. Necesitan corrientes térmicas para despegar, mientras que los adultos lo hacen desde el suelo, que es donde está la carroña”.

Una rapaz que estuvo en peligro de extinción
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“El buitre leonado siempre estuvo estrechamente ligado a las actividades pastoriles y realizaba una eficaz labor sanitaria”, recuerda SEO/Bird Life. “Neciamente perseguido durante décadas, este carroñero entró en un peligroso declive del que, relajada la presión, se recuperó de forma espectacular. Desgraciadamente, el repunte del uso del veneno y los cambios en la gestión de carroñas, basureros y muladares vuelven a proyectar sombras de incertidumbre sobre su futuro”.

Francisco Martín Barranco informa de que el protocolo a seguir con un buitre herido o agotado es llamar al Centro de Recuperación de Especies Protegidas Quiebrajano, para que los técnicos lo recojan, o al Seprona. “Esta rapaz tiene mucha fuerza en el pico, por lo que hay que tener precaución, pero, al contrario que otras rapaces, no utiliza las garras”.