“Quiero que mis hijos sigan sus propios ritmos y sean felices a su manera. Su bienestar es lo más importante para mí y mi familia”

PREMIO ESFUERZO FAMILIAR

17 jul 2019 / 10:59 H.

“Cuando la vida te da golpes tan duros, todo se ve negro, pero hay que salir adelante. Como sea”. A sus 37 años, Ana Belén es, ante todo, madre, pero no una madre cualquiera. Solo ella y su familia conocen lo cuesta arriba que puede ponerse la vida cuando el destino así lo quiere.

Maestra de profesión y con un futuro prometedor en Madrid, a los pocos años del nacimiento de José Ramón —su primer hijo— esta familia sufrió el primer revés en lo que posteriormente se convertiría en un dilatado proceso: su pequeño comenzó a sufrir ataques de epilepsia. Sin ningún antecedente, sin saber cómo gestionarlo, el diagnóstico caía sobre ellos como un jarro de agua fría y abría una etapa nueva en sus vidas, una que requería un elevado nivel de dedicación hacia su hijo y que Ana Belén no dudó ni por un segundo en prestar.

Las circunstancias se complicaron un poco más para esta vecina de Chilluévar cuando, cinco meses después del nacimiento de Álvaro —su segundo hijo— Ana detectó que algo no iba bien. “No tenía fuerza para sostenerse”, recuerda. Más tarde, los médicos le detectaron rasgos del espectro autista y TDAH (Trastorno del Déficit de Atención e Hiperactividad). De nuevo, una situación que exigía una especial atención hacia los pequeños: kilómetros de desplazamientos entre Jaén, Cazorla y Madrid; horas y horas de visitas, salas de espera y pruebas médicas. Todo con el único objetivo de ofrecer la mejor vida posible a sus hijos.

Si por algo destaca Ana Belén es por su carácter alegre y sociable. El mismo que le ha empujado a colaborar en distintos colectivos: actualmente participa en la agrupación musical del pueblo, es presidenta del AMPA del CEIP “Nuestra Señora de la Paz” y tesorera en una asociación de mujeres. Compagina estas actividades con algunos trabajos temporales que desempeña para sufragar los tratamientos y atenciones que reciben sus hijos y que se suman también a las aportaciones de su familia. Entre ellos han tejido toda una red de apoyo con la que hacer frente a la rutina.

Llevando la humildad por bandera, señala que está profundamente agradecida por el cariño recibido por sus vecinos. “La verdad es que son niños muy queridos por todos”. Para ella es toda una suerte contar con el apoyo de sus paisanos, por los que se siente muy arropada.

El orgullo y devoción que Ana siente por sus hijos no encuentra límites. “Que sean felices a su manera y a su propio ritmo. Esto es lo más importante para mí y mi familia”. Sin lugar a dudas, toda una madre ejemplar.