Pólvora y relleno por San Blas

Los ruseños viven su fiesta más grande y mantienen todas las tradiciones

01 feb 2019 / 12:06 H.

Obispo y mártir que, según la leyenda, fue médico en Sebaste (Armenia), en cuya profesión se hizo conocer por milagros con que acompañaba a sus curaciones. La Orden de San Blas fue una orden militar de Armenia creada en el siglo XII. Según tradiciones populares, la festividad de San Blas en Rus, ha sido siempre la fiesta más grande del pueblo, por ser en honor de su patrón: El “patrón de los Carboneros”. Tal era la devoción por el santo, que dejaban el trabajo en la sierra para volver a pasar este día de fiesta junto a la familia. Esta era la fiesta de los cohetes y el cocido con relleno. Como todos los años, el día 3 de febrero, Rus se viste de fiesta en honor de su copatrón San Blas. Esta fecha tan esperada por los ruseños comienza el día 2 de febrero con la hoguera de la Candelaria, que se celebra en la plaza del Ayuntamiento. En esta fogata se queman haces de ramón (ramas de olivo), que son cortados y llevados hasta el pueblo por los hermanos de San Blas. El día 3 de febrero comienza el día grande, desde bien temprano, con la diana floreada. La banda de música municipal, acompañada de los hermanos de San Blas, recorren las calles del municipio entre vítores y pólvora. A las 11:30 horas empieza la fiesta religiosa en honor del copatrón, en la cual los componentes de la hermandad hacen el reparto de rosquillas. Acto seguido, procesionan la imagen de San Blas por las calles del pueblo, acompañado de los ruseños. Al terminar la procesión empieza la hora de la “ligá”, que se trata de llenar todos los bares para disfrutar de cerveza y vino, con su correspondiente tapa. Para terminar, algunos en los restaurantes de la zona y otros siguiendo la tradición en casa, es el momento de comer el típico relleno. Hace unos años, el día 4 de febrero (Día de San Blasillo —de resaca o descanso—), se seguía escuchando algún que otro cohete que recordaba que el fin de fiestas comenzaba a las cinco de la tarde con la tirada de los rateros (carretillas), cuando se volvían a reunir los hermanos para tirarlos por el suelo y esquivarlos.