Peleles en vez de palomos vivos por la presión animalista en la Candelaria de Alcalá la Real
Se extingue una tradición alcalaína de la que hay constancia desde el siglo XVII
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La tradición de exhibir cuatro palomos vivos disfrazados durante la procesión de la Candelaria –de la que hay constancia desde el siglo XVII– se ha extinguido en Alcalá la Real. El motivo es la presión animalista que el año pasado supuso una multa de 2.000 euros. Hoy viernes, en cambio, han desfilado cuatro peleles, aunque ataviados como marca la tradición. Dos llevaban, como de costumbre, atuendos penitenciales y los otros se mostraron como si fueran un pintor y un fotógrafo. Como es habitual, Mariqui Gutiérrez se ha encargado de vestirlos. La procesión ha sido muy breve, con el recorrido habitual por el Compás de Consolación y el entorno del paseíllo de La Mora. El cortejo, presidido por la patrona, la Virgen de las Mercedes, ha incluido las típicas dos tartas, a responsables cofrades, a numerosos alumnos y a la Corporación Municipal bajo mazas. El acompañamiento musical corresponde a la banda de la Asociación Pep Ventura.
Ayer jueves, Javier Luna, presidente de Pacma, presentaba ante la Guardia Civil de Alcalá la Real y ante la Delegación del Gobierno de la Junta en Jaén una denuncia preventiva contra el Ayuntamiento de Alcalá la Real y las cofradías de Nuestra Señora de las Mercedes y el Dulce Nombre de Jesús y Santa Caridad para que se impidieran, por vulnerar la legislación, la presencia de los palomos. Sin embargo, después del precedente de la sanción, ya estaba previsto que no se utilizaran aves vivas.