“No soy una okupa. Tengo derecho a vivir también”

Dolores Esquinas, la mujer que reside sin título de propiedad en una casa de Mancha Real explica su situación

28 feb 2023 / 12:07 H.
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Un testimonio desgarrador. Dolores Esquinas, da su versión frente a las acusaciones de una vecina de la calle Letraña que la considera okupa y la culpa de las humedades en su domicilio.

Esta mujer de 55 años oriunda de Jaén es contundente. “No soy okupa. Tengo derecho a vivir también”. Además niega taxativamente cualquier relación entre la vivienda en la que ella habita y la presencia de humedades en el domicilio de María Casas.

Según explica Esquinas a Diario JAÉN en 2016 fue desahuciada de la capital y vio que había un inmueble de 1935 —según ella donada en su día por Cáritas a familias humildes— en el número 11 de la calle Letraña. “Llame a la dueña, que estaba en Madrid, pero no quiso arrendarme la casa por las malas condiciones en que se encontraba la vivienda”, detalla. No obstante, asevera que entró en esta edificación con permiso verbal de la propietaria, que hay fallecido. Después, asevera, ha indagado sobre la titularidad de la casa, que había permanecido vacía durante varias décadas, sin haber podido determinar de quién es.

Ante la situación, la opción que baraja es conseguir ella la propiedad mediante “usucapión”. En marzo llevará, dice, siete años empadronada allí y cuando llegue a diez ya tendría derecho a hacerse con la casa en la que reside. Por otro lado, resalta que no es una persona problemática, aunque admite que tiene denuncias cruzadas con María Casas.

En referencia al suministro de agua, Dolores Esquinas quien vive con dos hijos jóvenes con problemas de salud —uno de ellos con discapacidad severa— precisa que su voluntad es normalizar el suministro. En este sentido indica que, tras la reciente presencia de la compañía encargada del servicio, quiere aportar todos los documentos que se le requieran para contar con una acometida. La jiennense relata que desde que llegó a la calle Letraña iba a llenar garrafas a fuentes públicas y la trasladaba en la silla de ruedas eléctrica en la que suele moverse, pues carecía de abastecimiento reconocido. Agrega que, en 2020, al estallar la pandemia y estar prohibida la salida, máxime en virtud de su complicada situación familia, consiguió “por razones humanitarias” el suministro. Igual ocurría, sostiene, con la electricidad, que también tuvo “engachada”.

Esquinas asevera que ha hecho numerosas mejoras en su morada, tanto en lo que se refiere a infraestructuras de agua y energía como a las estancias, de manera que ahora sí es un lugar habitable. “Reconozco que mi situación no era regular, pero ¿dónde me voy?. Lo habré hecho mal, pero no le he hecho mal a nadie”, defiende.

La habitante de Mancha Real se muestra agradecida hacia la alcaldesa, la popular Mar Dávila, por todo lo que le ha ayudado. Asimismo, resalta la precariedad de su situación económica. Los únicos recursos con los que cuenta ahora mismo son los que recibe a través del Ingreso Mínimo Vital, aparte de lo que cobra su hijo con peor pronóstico como consecuencia de una baja laboral —pues todavía no tiene la pensión reconocida—. A pesar de todo, la mujer está dispuesta a hacer un esfuerzo económico para atender todos los pagos que sean necesarios para regularizar su situación en todos los sentidos. Incluso se ofrece a cumplimentar la documentación que se requiera para conseguirlo. Resalta el personal de Servicios Sociales está al tanto de su realidad.

Esta mujer no ha tenido una vida precisamente fácil. Sus padres murieron jóvenes y ella se quedó con sus hermanos pequeños, aparte de hacer frente a un tumor y a una ruptura sentimental. “Ni siquiera sé de dónde saco fuerzas para seguir”, apunta Dolores Esquinas, quien, pese a todo, está dispuesta a seguir luchando.

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