Multitudinaria combustión de la falla de San José en Mancha Real
El ambiente fresco y la posibilidad de precipitaciones no arredra a quienes querías disfrutar el vistoso espectáculo
El rito del fuego volvió a hacerse realidad en Mancha Real, de nuevo la “Valencia” jiennense. Las llamas devoraron en presencia de numerosas personas la falla “Cara y Cruz”, obra del joven artesano local Alberto Molino, instalada en el recinto ferial con motivo de las fiestas en honor de San José. La convocatoria, considera Fiesta de Interés Nacional de Andalucía —donde es una propuesta única—, alcanzó su trigesimocuarta edición. A pesar de la amenaza de lluvia y la temperatura fresca, personas procedentes del municipio y de otros puntos de Sierra Mágina y la provincia de Jaén presenciaron el encanto de cómo se desintegraba la estructura de madera. La propuesta, impulsada por la Asociación Cultural San José en colaboración con el Ayuntamiento, exhibió una cuidada organización. Entre el público se encontraban la alcaldesa, María del Mar Dávila, y otros miembros de la Corporación Municipal. El encendido estuvo precedido de un apagón programado y la explosión de la espectacular y estruendosa traca.
La imponente falla, con una superficie sesenta metros cuadrados y una altura de diez, tenía una patente carga simbólica, que no dejó indiferente a los espectadores y los hizo pensar. Basada en la figura central una mujer de la que sale un dragón, la obra representaba de la dualidad de la vida, la eterna lucha entre la parte más sensible y la más valiente. En los detalles situados en la parte baja Molino incluyó referencias a los pactos para formar Gobierno, la clase política, la guerra, la concentración de la riqueza y las desigualdades en el mundo. También aparecía una parodia de los Minios. La instalación y el encendido de la estructura cerraba un trabajo de meses, comenzado en julio de 2015 con la creación de bocetos y maquetas. Se trataba de la cuarta Hoguera de San José para Molino, que domina a la perfección el trabajo de la madera y la comunicación.
La veloz desaparición de “Cara y Cruz”, en apenas unos minutos —se usaron sustancias para acelerar la combustión—, cerró una jornada repleta de iniciativas lúdicas, culturales y religiosas. Por la mañana los cohetes anunciaron la celebración y empezaron los preparativos para elaborar una paella gigante, degustada a mediodía en el ferial por mancharrealeños y visitantes. El mal tiempo respeto la fiesta y hubo una barra que surtió a los presentes de bebida. A partir de las cuatro de la tarde los pirotécnicos Enrique Ruiz y Juan Gámez colocaron en el contorno de la falla cientos de metros de traca. Por otro lado, en la iglesia de San Juan Evangelista se ofició una función religiosa, a cargo del párroco Mariano Cabeza. A su término salió la procesión de San José. La Asociación Juvenil Dancer Dreams divirtió al público con sus coreografías. La seguridad estuvo garantizada, en todo momento, por un dispositivo a cargo de la Policía Local.