“Mató a su hermana sin conciencia de lo que hacía”
El psicólogo de la defensa avala la versión del trastorno mental transitorio

Un informe psicológico aportado por la defensa avala que el día en el que supuestamente degolló a su hermana Manuela, Lucas P. R. pudo verse afectado por un “trastorno mental transitorio” que estaba “latente” y se fue alimentando “desde muy temprana infancia”. “Se sentía ridiculizado por sus complejos y eso se fue agravando a lo largo del tiempo porque sus hermanas lo usaban para humillarle”, explicó el psicólogo general sanitario autor del informe, ayer, en la cuarta jornada del juicio por el presunto asesinato de Mancha Real que acogió la Audiencia Provincial. Todo ello, según este perito, fue generando “unas situaciones emocionales” que le llevaron a sufrir un “sentimiento paranoide de persecución”, o lo que es lo mismo, que Lucas P. R. “se sentía acosado”.
El psicólogo concluyó que el acusado era “un enfermo alcohólico y drogadicto”, para lo cual se basó en los datos aportados por los centros de desintoxicación a los que acudió y en los resultados de un análisis en el que dio positivo en alcohol y cocaína elaborado por el médico que lo atendió en prisión. En el informe se añade que la adicción al alcohol de Lucas P. R. “se agravó” porque “su familia lo tachaba de loco”. Además, el perito indicó que el acusado “tenía la percepción de que su hermana Manuela le hacía la vida imposible, le hostigaba y ponía a las otras hermanas en contra de él” por las supuestas “denuncias falsas” que ella interponía contra su hermano. “Lucas la veía como la promotora de esa persecución”, apuntó.
De acuerdo al perito, el 25 de septiembre de 2020, día en el que acontecieron los hechos que se enjuician, “empezó a fraguarse una situación de estrés” del acusado después de que este prestara declaración por una denuncia de Manuela contra él, bebiera varias copas y consumiera cocaína, según el testimonio del propio Lucas. “Ese trastorno que estaba latente brotó al ver a su hermana. Se produjeron unos minutos de desconexión y provocaron el desenlace fatal. Por desgracia, su hermana actuó como catalizador y detonante de toda la problemática de base que había. Llegó a matarla sin conciencia de lo que estaba haciendo”, detalló. El psicólogo agregó que el trastorno mental transitorio puede darse en personas “sin ninguna base patológica”, y, de hecho, dejó claro que Lucas P. R. no padece ninguna enfermedad mental. Incluso fue más allá y afirmó: “Todos los mortales somos bombas de relojería en potencia”. Eso sí, aclaró que, si ese “estímulo externo” que desató el trastorno de Lucas P. R. hubiera sido “buscado y no fortuito”, no habría habido “detonación” alguna. También estimó que, según las pruebas periciales, el trastorno mental transitorio duró “menos de cuatro minutos”, pese a que las dos forenses que redactaron el informe de imputabilidad declararon este miércoles que esa clase de alteración “no se da durante tan pocos minutos”.

“Reaccionó de forma impasible cuando le dijimos que había matado a su hermana”
“Dijo que su hermana se lo había buscado”. El último de los testigos llamados a declarar por una de las acusaciones particulares, un guardia civil de Mancha Real que estaba fuera de servicio el día de los hechos pero que acudió al Cuartel a hacer unas diligencias, explicó que atendió a Lucas P. R. cuando este se presentó allí tras presuntamente degollar a su hermana. “Se puso en actitud agresiva. Me dijo que mis compañeros iban a ver lo que había pasado, y cuando llegaron y le comunicaron que había matado a Manuela, él reaccionó de forma impasible, como si estuviera esperando esa noticia”. El guardia civil también corroboró otros puntos del relato de los agentes que comparecieron el día anterior: que Lucas P. R. se resistió de manera violenta a la detención y que no percibieron señal alguna de que hubiera consumido alcohol.