Puesta de largo carnavalesca en la Escuela Virgen del Pilar

La comunidad educativa y el ampa del centro organizan una iniciativa lúdica

22 feb 2020 / 13:30 H.
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Los más pequeños ya disfrutan de la fiesta de Carnaval, desde ayer en sus colegios. Aunque la celebración principal es hoy, a partir de las seis de la tarde en la emblemática plaza de la Fuente Nueva, los menores tuccitanos se disfrazaron ya para conmemorar esta festividad. Uno de los centros educativos que festejó el Carnaval con mucho entusiasmo fue la Escuela de Educación Infantil Virgen del Pilar, donde la comunidad educativa y el ampa del centro organizaron una iniciativa lúdica, en la que desde los más pequeños hasta los más grandes lo pasaron en grande con las actuaciones, la música y la chocolatada con churros que se ofreció por el ampa.

Una jornada de Carnaval en la guardería municipal, que cuenta con más de 100 alumnos, en la que los más pequeños fueron los protagonistas, puesto que se ataviaron con variopintos disfraces para la ocasión. Su directora, Mari Carmen Luque, hizo de maestra de ceremonias, puesto que movilizó a las profesoras, quienes interpretaron un “cuento de cuentos”, y a algunas madres del ampa, que interpretaron algunas canciones del Cantajuegos, para que la jornada “saliera sobre ruedas”. Ante una sala abarrotada de asistentes, el salón de actos se quedó pequeño, de hecho, esto se notó en el ambiente con una temperatura “fatigante”, lo cual motivó a que se hiciera un llamamiento público a los representantes políticos que asistieron para que se realicen mejoras en la climatización del centro.

Al acto asistieron, además de los menores de la escuela y sus familias, los concejales de Educación y Bienestar Social, Ana Matilde Expósito y Francisco Miranda, respectivamente, quienes, seguidamente, acudieron al comedor municipal para hacer entrega de los diplomas a los alumnos que participaron en el taller intergeneracional de cocina saludable.

Por su parte, Expósito declaró que el equipo humano de la escuela cuenta con una profesionalidad increíble, que merece su admiración. “En anteriores visitas, comprobé que cuando un menor necesita atención, las educadoras los conocen casi como si fueran sus mamás, porque son su punto de referencia y los tratan con un cariño especial. Me gusta que se llame escuela, porque en realidad hace honor a lo que realizan sus trabajadoras, puesto que allí no guardan a niños, sino que los educan, desde que entran con meses de vida, y se les nota una evolución en sus comportamientos y aprendizaje, que es digno de poner en valor”, explicó.

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