Manuel Carmona, de la Panadería Hermanos Listones: “Elaboramos productos artesanos”

Regresan a la Gran Ochiada para vivir la experiencia y preservar la esencia de los ochíos

04 feb 2025 / 11:03 H.
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LA ENTREVISTA

Situados en Andújar, la Panadería Hermanos Listones que regenta Manuel Carmona Cortés ha pasado ya por las manos de cuatro generaciones, siempre con un fuerte compromiso con el producto tradicional, aunque también apuesta por la innovación, con modificaciones para adaptarse a los gustos de su clientela. Su objetivo es claro: preservar la esencia sin renunciar a la creatividad.

—¿Cuál es la historia que hay detrás de esta panadería?

—Es un negocio de cuarta generación de panaderos. Lo fundó mi bisabuelo en 1902 y, actualmente, lo regento yo, pero también trabajaban dos hermanos conmigo y luego, pues, a día de hoy somos un equipo, estamos más gente.

—Es una tradición familiar. Al final, a todos les gusta la repostería y panadería, ¿cierto?

—Hombre, no solo es que nos guste, es que es lo que ha habido en nuestra casa siempre. Nosotros somos en total siete hermanos y todos hemos sido panaderos.

—Es el segundo año consecutivo que participan en la Gran Ochiada. ¿Por qué han decidido volver a participar? ¿Cómo fue la experiencia el pasado 2024?

—La verdad es que fue una experiencia muy bonita y enriquecedora, que nos gustó mucho y, entonces, hemos decidido repetir este año y aportar nuestro pequeño granito de arena. En tan solo unas horas volvemos a la carga.

—¿Qué le parece que se realicen iniciativas como la de hoy?

—Cualquier proyecto que sirva para promocionar el producto local, bienvenido sea. Luego, nosotros también lo vemos como una gran oportunidad para abogar por los productos artesanos, que, después de todo, es lo que elaboramos los panaderos.

—Se conoce el ochío de Andújar, de Baeza, de Jaén. Ustedes son de Andújar, ¿qué tipo de ochío prefieren allí?

—Es cierto que se habla mucho de sus orígenes. Pero aquí también nos gusta mucho el ochío, aunque, por lo general los clientes prefieren más el dulce.

—¿Diría que su labor como panadero es vital para conservar un producto como este?

—A mi parecer, la panadería artesana es la que mantiene viva a este producto. Es algo que la panadería industrial no lo elabora, o, por lo menos, no elabora así como lo hacemos nosotros. Ese cariño y ese mimo con el que se prepara y se cuida cada detalle, el cliente lo nota.

—¿Cuál es su método de trabajo diario en el negocio?

—Cada día elaboramos bastante variedad porque, aunque seguimos con la tradición de toda la vida, nosotros hacemos el pan como lo hacían nuestros antepasados, también tenemos muchas innovaciones. Estamos constantemente realizando todo tipo de pruebas para ver qué puede gustar al cliente. Por ejemplo, por curiosidad, hemos hecho tarta de queso de cabra para ver si convencía.

—Entonces, lo que encuentran los clientes en su panadería es el equilibrio entre tradición y vanguardia, ¿verdad?

—Claro, al final combinamos las recetas clásicas de toda la vida con otras cosas que han ido saliendo en el mercado que también han ido gustando. Esa es nuestra manera de ver la panadería. No dejar de trabajar para que no se pierda la tradición, seguir elaborando el pan y todos nuestros productos tal y como se hacía hace cuatro generaciones, pero claro, siempre intentando innovar y metiendo cosas que les gusta a la gente y cosas que han salido después al mercado.

—¿La gente sigue buscando el pan que se hacía siempre?

—Pues desde hace unos años, notamos que se esta volviendo a buscar el pan de toda la vida. La gente se cuida cada vez más y creo que se han dado cuenta de que es mucho más saludable y más beneficioso para el organismo.

—¿Cuál es el trato que mantienen con la clientela? Llevan muchos años trabajando en la comarca de La Loma.

—Sí, de hecho, tenemos varios puntos de venta porque había mucha gente que venía de pueblos de alrededor hasta Andújar a comprar. Mantenemos una conexión especial con muchos clientes y, con tanta experiencia a nuestras espaldas, este negocio ha alimentado a generaciones enteras. Hay muchísima gente que lleva viniendo con su familia desde que eran niños. Además, recuerdo que en épocas muy duras, mis abuelos les daban pan a tantos que realmente lo necesitaban y no podían pagarlo.

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