La patrona reluce por las calles tras su restauración

El restaurador Antonio Custodio López fue el encargado de reparar la imagen

09 jul 2019 / 11:42 H.

La patrona de Mancha Real, la Virgen del Rosario, vuelve a lucir con todo su esplendor gracias a las manos del restaurador Antonio Custodio López. A finales de mayo se producía el traslado de la imagen al taller que Antonio Custodio tiene en Andújar. El restaurador es colaborador del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH) y ha llevado a cabo diferentes proyectos para la Delegación de Bienes Culturales, así como fundaciones, parroquias, hermandades y particulares. En su trayectoria profesional no es la primera imagen patronal que restaura, pues hay que recordar las intervenciones que ha llevado a cabo en varias imágenes como la de Bailén, Nuestra Señora de Zocueca, Porcuna Nuestra Señora de la Alharilla, Alcalá la Real, Nuestra Señora de la Mercedes, Bienvenida en Badajoz Nuestra Señora de los Milagros, y recientemente, los patronos de Arjona, San Bonoso y San Maximiano y la patrona La Solana y Argamasilla De Alba en Ciudad Real.

Durante el mes de junio acometió la restauración de la patrona de Mancha Real, Nuestra Señora del Rosario. La imagen fue realizada por José Navas Parejo en 1939, sustituyendo a la primitiva desaparecida durante la contienda civil. El estado en que se conservaba la talla mancharrealeña era deficiente, con presencia de grietas y fisuras en distintos puntos de la imagen, erosiones y desgastes provocados por el uso de alfileres y orfebrería, así como pérdidas tanto a nivel de talla y policromía. También se apreciaba que los brazos y el candelero no cumplían adecuadamente su función. Lo primero que realizó Antonio Custodio fue el estudio previo, practicando diferentes estudios de carácter científico para analizar su técnica de ejecución y las alteraciones que presentaba la talla. De esta manera la exposición con luz ultravioleta o el rastreo superficial de la policromía con lupa binocular ayudó a localizar los repintes y apreciar el grado de suciedad que presentaba inicialmente la escultura, la cual ya está restaurada.