“Los pavos” de Cazalilla serán este año de peluche

El Ayuntamiento busca mantener la tradición, pero sin incumplir la ley contra el maltrato animal

01 feb 2020 / 18:30 H.
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No habrá pava en Cazalilla por San Blas un año más, pero sí pavos, —sí, en masculino y en plural, porque serán cincuenta—, aunque no de carne y hueso —y plumas—, sino de peluche. La noticia, lejos de tratarse de una broma, la anunció ayer mismo el Ayuntamiento del municipio a través de un comunicado difundido en su perfil oficial de Facebook. En este se explica que los responsables municipales tomaron la decisión “en colaboración con las asociaciones, colectivos y la Comisión de Festejos” de la festividad del patrón cazalillero, que se celebrará el próximo lunes, 3 de febrero. Según el Ayuntamiento, con esta novedosa iniciativa se pretende “hacer honor” a “tan arraigada tradición” sin dejar de cumplir la Ley 11/2003, de 24 de noviembre, de Protección Animal de la Junta de Andalucía.

El lugar elegido para el lanzamiento de estos particulares pavos reales, que tendrá lugar después de la procesión en honor del patrón, es el balcón del Ayuntamiento, y para asegurar la participación de la ciudadanía, los impulsores de la idea han querido hacer esta más atractiva incluyendo un sorteo. En el comunicado se indica que todos los juguetes que se lanzarán estarán marcados con un número del 1 al 50. Tras arrojarlos, se extraerán cinco bolas para designar, entre los que se hagan con un peluche, a otros tantos ganadores de unos premios, que se revelarán en el momento de la entrega y que los agraciados podrán recoger en el mismo Ayuntamiento.

A pesar de que será este año cuando la iniciativa vea la luz, el alcalde del municipio, Manuel Jesús Raya, explica a este periódico que la idea se ha madurado desde 2016, año en el que el Obispado no autorizó el uso del campanario de la iglesia de Santa María Magdalena para el lanzamiento de la pava, tal y como marcaba la tradición desde hacía casi dos siglos, ante las denuncias de colectivos animalistas. “Después de aquello, no llegamos a definir ninguna alternativa porque hubo intentos de lanzamiento”, expresa Raya, que asegura que el objetivo con la renovación de esta tradición es simplemente que no se pierda la festividad de San Blas: “Poco a poco la afluencia de visitantes decayó y, dado que el año pasado no hubo ningún lanzamiento de pava, decidimos que este era el momento indicado para revitalizar la fiesta”. Conseguir este objetivo es vital para el regidor porque, más allá de intereses nostálgicos, está en juego, según Raya, el presente y el futuro económico del municipio: “En estos últimos años se han resentido las visitas al pueblo, y eso es algo que perjudica no sólo al ambiente festivo, sino también a los comercios y restaurantes. Este año, además, nos ha costado mucho traer atracciones para la feria”.

La publicación de la original medida a través de Facebook suscitó reacciones dispares entre los vecinos cazalilleros, que se dividen entre los que aplauden la iniciativa y los que creen que no hace justicia ni a la historia ni al acervo del municipio: “Respeto la decisión de la Corporación Municipal, pero no la comparto. Cazalilla no es una tómbola para lanzar pavos reales de peluches. Hay que luchar por la pava de siempre”, escribe Luis Urbano. “¡Ole! Gran idea. Otra manera de que la fiesta no se pierda”, opina, por el contrario, Juani García. A pesar de ello, los comentarios positivos son mayoritarios, y ese es también, según el alcalde, el ambiente que se respira en las calles cazalilleras: “Obviamente esta nueva iniciativa no es igual que la tradición original, pero la gente se lo está tomando bien, que es de lo que se trata para conservar nuestra cultura”.

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