Lo mejor de la huerta va directo a la mesa en Las Villas
La gastronomía de esta zona está basada en las bondades que componen el ecosistema de la sierra
Probar los manjares de la Comarca de Las Villas es llevarse a la boca un pedazo del Parque Natural de la Sierra de Cazorla, Segura y Las Villas. Aquí, los productos de la huerta son los que prevalecen y van directos desde el campo hasta la mesa. La gastronomía de esta zona está basada en las bondades que componen el ecosistema de la sierra siendo, así, una de las costumbres culinarias que más se enfoca en el sabor más natural de la zona. Villacarrillo, el municipio con mayor número de habitantes de la comarca, gracias a las extensas vegas de los ríos Aguascebas y Guadalquivir, cuenta con áreas de cultivo que se remontan a tiempos de los romanos y tienen una gran riqueza de calidad su producción de árboles frutales, verduras y hortalizas. Los más usuales en la población son la higuera negra, la higuera blanca, los granados, los caquis o los membrillos. Una tierra donde las verduras y hortalizas también tienen una alta presencia con siembras pimientos, patatas, zanahorias, espárragos blancos o berenjenas.
Con esta materia prima de la que fácilmente pueden presumir para sus platos, su cocina tradicional se ha convertido en un atractivo turístico más que llamativo. Con unas recetas bañadas en el oro líquido de producción local, Villacarrillo tiene en su librillo comidas tan típicas como el picadillo y la morcilla blanca, los papajotes, el ajo harina, los calandrajos o la gachamiga. Por su parte, Iznatoraf propone a aquellos visitantes que acudan para disfrutar de su Semana Santa una cita con el potaje típico de la época, los garbanzos con panecillos, en los que los vecinos de la población sustituyen el usual bacalao por unas albóndigas sin carne, hechas solo con masa de pan, ajo y perejil picado. Asimismo, en Iznatoraf también cuentan con una receta especial para preparar el conejo en salsa que, según cuentan, los foráneos llaman “tarrafeña”. Y, de postre, este municipio ofrece sus afamados buñuelos de viento, cuyo interior es hueco y destacan como una herencia árabe en su cocina local. O en Villanueva del Arzobispo, pararse a disfrutar de sus quesos de cabra o el típico encebollado de bacalao. Y de paso, acercarse hasta Sorihuela del Guadalimar para probar los huevos a la porreta o la pipirrana de Las Villas.