Lírica exaltación de la romería de Andújar
Mercedes Fernández Arco pregona la romería en honor a la Virgen de la Cabeza

Al son de sevillanas, Mercedes Fernández Arco pregonó la romería de Andújar en un Teatro Principal abarrotado. Entre rimas y versos que emanaban de un puro corazón romero, la protagonista de la jornada emocionó y maravilló a los devotos de la Virgen de la Cabeza.
El acto comenzó con la interpretación del himno del séptimo centenario. A continuación, se sucedieron el saludo del alcalde de la ciudad, Francisco Carmona Limón; el de la hermana mayor de la cofradía matriz, Isabel Barrios Fernández, y la presentación. Como es habitual, esta corrió a cargo del pregonero del año pasado, José Luis Criado Barragán.
En primer lugar, Mercedes Fernández utilizó la lírica para compartir con los presentes que había cumplido su sueño de pregonar a la Reina de Sierra Morena y cómo nace la leyenda. Su intervención, que conjugaba devoción, historia y vivencias personales, dedicó un apartado a algunos de los aspectos más importantes de la romería. Sus primeras frases fueron dedicas a las pregoneras anteriores a ella: Irma, Paqui, Susana, Paloma, Inmaculada y, ahora, Mercedes.
Por otro lado, resaltó el significado de “andujanía”. “Una palabra, ya nuestra que, poco a poco, pero continuamente, deberemos ir asumiendo y dándole vida, para que nuestras señas de identidad no sean solo un sueño que se desvanece al alba, sino una limpia realidad”, resaltó.
Seguidamente, nombró a aquellos municipios que cuentan con cofradías filiales, así como su valor, y la subida hasta el Cerro del Cabezo. Por supuesto, puso especial atención en las carretas que, tal y cómo destacó, el año pasado casi llega a las doscientas. “Cada carreta es un canto a la familia , a la amistad, al compañerismo, incluso al amor”, destacó la protagonista de la jornada. El Camino Viejo, los caballos, los anderos y la procesión también tuvieron un hueco especial en su pregón, al igual que la cofradía matriz “que lleva casi ocho siglos al pie del yunque de la fe y la tradición”. “La procesión es el momento culminante, la cumbre de la cumbre, donde el deseo se hace embeleso y los cuerpos levitan en una catarsis popular excepcional”. En este punto, el Teatro Principal estaba completamente cautivado ante este enorme destello de devoción. Se despidió a lo grande, arropada por su pueblo y, por supuesto, exaltando a la Morenita.