Las manos del jornalero escarban en busca de la última aceituna

03 mar 2016 / 21:07 H.

La rebusca no es de tractores con remolques cargados de fruto, aceitunas verdes y aceite que dan ganas de mojar en él cuando salen de la fábrica. Esto es otra historia, en la que los tractores se cambian por furgonetas o modestos coches que llegan a reventar y los remolques por sacos de plástico, que contienen aceitunas negras y arrugadas revueltas en tierra y flanqueadas por piedras. Los aceituneros rebuscan el último fruto válido para el mercado oleícola, deseosos de ganarse un último jornal antes de volver de nuevo a la cola del paro.