Las cigüeñas de Navas estrenan un nuevo “hogar”

El Ayuntamiento carolinense sustituye el nido por seguridad y mantenimiento del edificio

16 mar 2019 / 16:07 H.

Más seguridad para los ciudadanos y el patrimonio e igual protección para las cigüeñas que pasan la primavera y el verano en Navas de Tolosa. Esta especie protegida podrá estrenar una nueva nidificación tras la sustitución realizada en la torre de la iglesia de esta población carolinense. La Concejalía de Medio Ambiente informa de esta iniciativa por el estado de deterioro en el que se encontraba el nido anterior. La intervención se realizó, como informa el Gobierno local, con el visto bueno de la Delegación Provincial de la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible.

En concreto, la cigüeña común está incluida en los listados de especies protegidas tanto Nacional como Autonómico, bajo la categoría de Régimen de Protección Especial, lo que significa que las administraciones deben promover su salvaguardar y el de su hábitat. Existen numerosos ejemplares de esta especie en todo el país, por lo que no está amenazada de extinción, pero, hace unas décadas, sí que estuvo en peligro por la destrucción de los humedales y de sus nidos. “La especie, además de su valor ecológico, presenta un elevado valor cultural por su proximidad al hombre, por sus movimientos migratorios y por formar parte de las tradiciones y cuentos populares. El hecho de nidificar en los edificios históricos, como son iglesias y castillos, la han convertido en una de las aves más populares del ámbito rural”, afirma el concejal de Medio Ambiente carolinense, Marcos Antonio García.

Por este motivo, el Ayuntamiento extrema la cautela a la hora de instalar el nuevo nido. Para ello, antes se retiró el que estaba en mal estado, ya que podía dañar tanto al edificio de la iglesia como provocar algún daño personal si se llegaba a caer. En este sentido, según la explicación del edil, los nidos acumulan palos y ramas conforme pasan los años y pueden resultar peligrosos si se desploman y caen al suelo —pueden llegar a pesar muchísimos kilos— así como dañar la estructura de los edificios.

Hace unas décadas, como recoge SEO/BirdLife, las cigüeñas blancas eran migradoras de larga distancia y viajaban cada año al acabar la cría a unos 3.000 kilómetros de distancia hasta sus zonas de invernada en el África subsahariana (Senegal, Malí, Mauritania). En este viaje invertían un mes en volar hacia el sur y otro mes en volver. Se marchaban por la falta de alimento en España desde final del verano hasta la mitad del invierno, y por San Blas (primeros de febrero) solían retornar a sus nidos. Sin embargo, por el cambio global, la situación ha cambiado durante las últimas décadas: ahora encuentran alimento en España durante todo el año y la mayor parte de las cigüeñas que crían en España se quedan a invernar asociadas a vertederos humanos y zonas húmedas.