La trashumancia logra sobrevivir en Mogón

Bruno Chacón Zamora mantiene la tradición de trasladar el ganado de Sierra Morena a Las Villas en busca de pasto

21 jun 2016 / 11:00 H.

Como cada año, el ganado se mueve en busca de los verdes pastos que, este año, hay en abundancia en la sierra, después de una primavera generosa en lluvias. Actualmente, en Las Villas, Pablo Espinar es el único pastor que realiza este trasiego, que consiste en marchar a Sierra Morena en invierno y, en primavera, regresar a su comarca de origen. Y ello a pesar de que la trashumancia es cada vez más complicada. El ganadero explica que la marcha se dificulta año tras año, debido, como asegura, “a las apropiaciones indebidas” de la Cañada Real, una vez que, como sostiene, “cada día es más estrecha”. Por ello, el hecho de mover miles de reses de ganado durante varios días resulta una tarea ardua. A ello hay que añadir también las inclemencias meteorológicas de cada estación, como sucede actualmente con las altas temperaturas. Además, el oficio en sí corre riesgo, ya que faltan pastores que quieran continuar con esta tradición, con cientos de años.

Los valientes que se anima, lo hacen con ilusión y con la implicación de toda la familia, que se colabora en las labores logísticas. Los niños se divierten, a la vez que aprenden el oficio, como explica Bruno Chacón Zamora: “Este año vamos mejor que el pasado año, llevamos mil trescientas cabezas de ganado, casi doscientas más que en 2015 y eso es una muy buena señal, porque podemos crecer”. En Mogón cuando se escuchan los cencerros, los vecinos se asoman para ver y disfrutar de esta bonita tradición, con la confianza de que sea durante muchos más años. Anteriormente, pasaban cuatro pastores por este punto de la Cañada Real. Antiguamente, las cabezas de ganado atraviesan en barca el río Guadalquivir y Mogón era lugar de descanso obligado en la ruta de los animales. Las vacas se desvían por el Puente de la Cerrada y hacia La Iruela, lo que priva a los habitantes de este núcleo de población serrano de disfrutar de un autentico espectáculo que ofrecía estampas inigualables.