La patrona vuelve a brillar en el inicio de sus fiestas estivales en Santisteban del Puerto

La Virgen del Collado llena de devoción a los santistebeños en una procesión claustral

22 ago 2025 / 13:20 H.
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Muy pocos pueblos tienen una devoción tan marcada por su patrona como Santisteban del Puerto, no solo en la provincia, sino en toda la geografía nacional. La Virgen del Collado es el hilo invisible que une a todos los santistebeños, un sentimiento que se transmite de generación en generación en los últimos desde hace 800 años. En el municipio, perteneciente a la comarca de El Condado, hubo en este viernes de la Asunción de la Virgen una nueva demostración de ferviente fe hacia la imagen mariana coronada. La iglesia de Santa María del Collado, que reina por encima de todo el urbanismo santistebeño, volvió a acoger a un hermoso homenaje hacia la patrona en sus fiestas “chicas”, ya que las fiestas principales son las de “Pascuamayo”, celebradas en coincidencia con la festividad de Pentecostés. Las fiestas de agosto son un acontecimiento muy importante para todos los vecinos, un periodo en el que la convivencia y los lazos perdidos vuelven a resurgir con fuerza entre los oriundos y aquellos que abandonaron Santisteban en busca de otros destinos.

Como todos los años, el inicio de estos festejos lo marca la procesión y homilía en honor de la patrona. En su santuario, centenares de personas acudieron a su llamada para poder inaugurar estos días festivos como es debido. La mañana comenzó con el rezo del Rosario previo a la celebración. Aparte de la protagonista de la jornada, los ojos se posaron en los nuevos mozos y mozas de la Mayordomía —los encargados de resguardar el cuadro de la Virgen durante un año y tenerlo a disposición de todos los vecinos en cualquier momento del día— quienes fueron los primeros en acompañar a la patrona. Tras ese primer momento, el hermano mayor de la Cofradía de Nuestra Virgen del Collado invitó a todo el mundo que quisiera a llevar a la imagen en el recorrido mínimo. La procesión, de carácter claustral, fue muy simple pero llena de emoción. Tras recogerla del altar la sacaron del templo por la puerta principal con una solemnidad digna de la situación; sin música, los cascabeles del trono resonaban junto al eco del repique de campanas, que señalaba que la Virgen miraba a su pueblo una vez más, como siempre. Con el séquito de mozos y mozas de la Mayordomía precediendo al trono, se dispusieron a volver a entrar en el templo, por la otra puerta, señalando así el fin del breve cortejo. Una procesión que finalizó con la vuelta de la imagen a presidir el altar, donde, seguidamente, se ofició la homilía en su honor.

“Estas fiestas siempre son muy concurridas de gente porque son fechas que los que residen fuera vuelven a disfrutar con la familia”, mantuvo Rosana López. José Díaz confesó que “la devoción que hay por la Virgen del Collado es lo más grande, con esto no hay comparación, nada”. “Es algo que los santistebeños llevamos en el ADN y lo vivimos desde dentro. Este año más todavía porque mi hijo es mozo de la Mayordomía”, manifestó María Dolores Castillo. Luis Miguel Represa manifestó que su “devoción hacia ella es sagrada, el día más importante del año es el día que sale de procesión”. “Estas son las fiestas “pequeñas” digamos pero el pueblo se vuelca, sobre todo los que vienen de fuera en estas fechas. Hay mucha devoción y fe”, indicó Gabriel Sánchez.

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