La lucha contra la leucemia de Serafín Ruz se viraliza en redes

El joven de Bélmez inicia una campaña para fomentar la donación de médula ósea

15 oct 2019 / 17:00 H.

Las redes sociales se vuelcan con Serafín Ruz, un vecino de Bélmez de la Moraleda de 29 años enfermo de leucemia cuya vida cambió de forma radical un día de agosto de hace seis años. Su historia de superación comenzó “con un trombo en la cadera al que no hice caso”, según explica el joven a Diario JAÉN. Aquello tuvo lugar en abril, pero no fue hasta cuatro meses después cuando Ruz acudió al Hospital Neurotraumatológico de Jaén, una vez que el problema se había agravado; sin embargo, de allí rápidamente le derivaron al Complejo Hospitalario de la capital: “Me aislaron directamente y tras los primeros análisis me dijeron que podía tener sida o cáncer, pero no fue hasta un día más tarde cuando me confirmaron que padecía leucemia promielocítica aguda”. Precisamente, según se explica desde la American Cancer Society en su web, esta clase de leucemia puede provocar en los pacientes graves problemas de coagulación o de sangrados “potencialmente mortales”.

Ruz afrontó la noticia con entereza, al igual que sus 54 días ingresado en aislamiento, periodo durante el que se le aplicó un tratamiento de quimioterapia vía intravenosa y a través de pastillas, con el fármaco ATRA. “Después de ese tiempo me comunicaron que la leucemia estaba remitiendo, pero tuve que seguir pasando revisiones durante cinco años”. En ese tiempo todo fue sobre ruedas y, de hecho, los análisis a los que fue sometido el pasado mes de marzo revelaron que no había rastro de la enfermedad en su cuerpo. Sin embargo, su vida volvió a sufrir un duro revés el pasado 8 de junio, mientras Ruz desempañaba su trabajo como cuidador de discapacitados intelectuales: “Me volví a notar los mismos síntomas que tuve la primera vez, como el dolor en la pierna, aparte de que me había vuelto a salir un moratón en la zona”, comenta el belmoralense. El ingreso en el Complejo Hospitalario fue, de nuevo, inevitable, por lo que Ruz tuvo que volver a emprender el mismo camino que ya había completado años atrás: “Esta vez me lo tomé peor que la anterior. Al día siguiente de ingresar me hacían fijo en mi trabajo, me había comprado un coche... tuve muy mala suerte”, explica. En esta ocasión, su estancia en aislamiento del hospital fue mayor que en la anterior: fueron más de sesenta días los que pasó siguiendo un tratamiento más agresivo, ya que, además de las citadas pastillas, tuvieron que inyectarle trióxido de arsénico. Una vez superada esta etapa, vinieron cinco semanas en las que el tratamiento no se detuvo, aunque Ruz pudo seguirlo fuera del hospital y descansar en su propia casa.

Fue entonces cuando el belmoralense comenzó a contar su historia en su perfil de Facebook a través de una serie de publicaciones en las que ha compartido el avance de su tratamiento. El pasado 11 de octubre terminó esta segunda fase de la cura, y aunque el siguiente paso es el último, también resulta el más complicado: el trasplante de médula. “Los médicos tienen la esperanza de que la operación se pueda hacer con mi propia médula, pero aún no es seguro, y aunque el porcentaje de compatibilidad dentro de la familia es siempre mayor, ninguno de mis familiares es compatible para ello”, asegura Ruz. Será el próximo día 21 cuando se le practique la biopsia que determine si necesita la ayuda de un donante externo; por ello, en sus publicaciones también ha tratado de concienciar a la gente sobre lo importante que resulta la donación de médula ósea “no sólo para mí, sino también para ayudar a todas aquellas personas que padecen esta enfermedad”, asegura. En este sentido, también está intentando hacer fuerza para lograr que se desplace una unidad móvil de donación a su municipio, pero también a otros cercanos como Huelma.

En esta tarea, Ruz no se encuentra solo. Diversos comercios y entidades tanto de Bélmez como de otras poblaciones aledañas han apoyado su causa también a través de las redes, que, en ocasiones, pueden convertirse en la vía perfecta para dar rienda suelta al espíritu solidario.

El 90% de los adultos que padece esta clase de leucemia se cura

Según se explica desde la Leukemia and Lymphoma Society en su página web, existen cuatro principales tipos de leucemia, a saber, la mieloide aguda, la mieloide crónica, la linfoblástica aguda y la linfocítica crónica. La clase de leucemia que padece Serafín Ruz es la promielocítica aguda, un subtipo de la mieloide aguda “en el que las células de la médula ósea que producen las células sanguíneas no se desarrollan ni funcionan de forma normal”. En concreto, estas células presentan una anomalía que afecta a los cromosomas 15 y 17, lo cual provoca la formación de un gen “de fusión anormal” que se denomina PML/RARa y que es el responsable de muchos de los síntomas que provoca la enfermedad. Esta se caracteriza por la producción de un exceso de promielocitos —esto es, glóbulos blancos inmaduros—, que se acumulan en la médula ósea, y la generación insuficiente de células sanguíneas sanas. Uno de los síntomas más comunes de la enfermedad es el sangrado, que se produce por la reducida cantidad de plaquetas y a deficiencias en los factores de coagulación. En este sentido, cabe destacar que este sangrado es “potencialmente mortal” y que se trata con “el uso de medidas de apoyo como la transfusión de plaquetas y factores de la coagulación”.

Desde la Leukemia and Lymphoma Society se señala que, gracias a los avances en el diagnóstico y en el tratamiento de esta enfermedad, la promielocítica aguda es la clase de leucemia más curable en adultos. De hecho, en centros especializados en el tratamiento de esta se han registrado tasas de recuperación de hasta el 90 por ciento.