La “joya” del maestre Manrique

El protagonista de las célebres “Coplas a la muerte de su padre” da nombre al municipio

22 nov 2017 / 08:46 H.

En Villarrodrigo el tiempo no pasa, o lo hace muy lento, tanto como el viaje imperceptible de esos péndulos, sobrecogedores de grandes, que cuelgan de la torre del reloj de la iglesia de San Bartolomé. Por eso ni la plaza del torreón ni las calles que asoman al paisaje que rodea esta villa manriqueña como pocas —el mismísimo don Rodrigo de las “Coplas” de su hijo Jorge la hizo tocaya suya, como se hace con los vástagos primogénitos— abandonan el ritmo remolón de sus días. ¿Para qué? La prisa es forastera en este pueblo que huele a campo y chimenea viva como a romero huelen sus afueras, hechas de arcilla roja y verdes cumbres; que habla con acento castellano pero siente con alma de Jaén, por mucho que acaricie la orilla de otras tierras. Aunque solo fuera por su pan bueno —signo de grandeza sencilla— merece Villarrodrigo llevar el nombre universal que lleva, todo poesía, como la luz de vela de esos chopos dorados que escoltan su horizonte: ¡Si Machado los hubiera visto!.