La historia viva de San Antonio

El párroco recuerda la vida de sacrificio del santo y dice que es un ejemplo a seguir

14 jun 2020 / 12:25 H.
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La “sabiduría” y el “agradecimiento” de los naveros son dos cualidades que el párroco de Nuestra Señora de la Inmaculada no dudó en destacar al inicio de una homilía que se celebra en un contexto donde la grave crisis sanitaria y las medidas de seguridad e higiene toman el protagonismo.

“Desde tiempo inmemorial nuestro pueblo, que es sabio, tiene una gran devoción a San Antonio. Siempre se ha valido de su intercesión ante Dios para arrancarle favores. Cuida su imagen, a la que no le faltan flores, porque los naveros somos agradecidos. Con frecuencia suenan unas monedas y se enciende una luz en acción de gracias o para pedir algo que necesitamos”, indicó el párroco, que hizo un ejercicio —a través de estas palabras— de reconocimiento de deuda, de ese sentimiento que a veces atormenta a los fieles y los hace pensar: “¿Será que solo recurro a San Antonio cuando me hace falta que me cumple algo?”.

Nada más lejos de la realidad. Los naveros saben que San Antonio está ahí y no solo lo tienen presente —como suele decirse— “cuando truena”, sino que se acuerdan de él y lo veneran durante todo el año. Durante la jornada de ayer se celebró su día grande en Navas de Tolosa, en la parroquia de Nuestra Señora de la Inmaculada, donde el cura destacó las vicisitudes de San Antonio, que no nació siendo santo.

“San Antonio no nació santo. Era una persona normal, como tú y como yo”, indicó en un intento por conectar con los fieles.

Prosiguió: “Tuvo que luchar día a día para centrar su vida en Jesús, que le impulsaba y ayudaba a querer a los demás con sencillez y humildad”, indicó Francisco Ponce Gallén, cura de Navas de Tolosa, acerca de dos cualidades de San Antonio que lo hicieron llegar a convertirse en lo que es hoy.

Un día, por supuesto, para “celebrar su fiesta”. “Él debe ser el centro de todas las actividades de este día, hemos de reforzarnos para que, imitando su ejemplo de vivencias fraternales, hagamos felices a las personas que, hoy y siempre, nos acompañan”, dejó claro Ponce.

También se habló durante la homilía de “mantener vivas las tradiciones”, que al fin y al cabo son “vivencias que, por reiteración, se convierten en historia viva, forma de ser y la idiosincrasia de los pueblos y las naciones”. “Creerse dueño de esa historia e intentar obviar o relegar vivencias concretas porque chocan con una mentalidad personal o grupal es una imposición que lesiona nuestra identidad de persona y de pueblo”, remató.

Un día especial en el que hubo plegarias a Dios para que libre al mundo de la pandemia y un guiño a los niños y jóvenes, que son el futuro de una devoción histórica.

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