La Cruz y la Virgen de Fátima iluminan Fuente Rueda

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La mañana del 1 de mayo, los castilleros alzaban la vista al cielo y no tenían muchas esperanzas de que su tradicional Día de la Cruz pudiera celebrarse, como de costumbre. Debido a estas condiciones climatológicas, la Hermandad Cruz de Fuente Rueda decidía que lo mejor sería cambiar el itinerario previsto. Al finalizar la misa, la cofradía anunciaba que se trasladaría a la Virgen de Fátima y a la Cruz de Fuente Rueda, eso sí, con un recorrido acortado, por si las aguas volvían a caer. Campo a través, la procesión avanzaba, entre las hileras de olivos. La congregación realizaba la peregrinación con suma precaución ya que, a causa de las precipitaciones, se había formado barro en algunos puntos de los caminos. Al llegar al tradicional cerro, la Virgen de Fátima y la Cruz de Fuente Rueda eran colocadas en sus lugares de culto. El pueblo de Castillo de Locubín podía disfrutar, un año más, de una de sus fiestas más amadas por los habitantes.

“Es un día muy grande. He crecido cerca y vengo todos los años sin falta. A pesar de la lluvia hemos podido disfrutar de ver a la Cruz y a la Virgen”, expresaba María Victoria Rueda. Por su parte, Jesús Rueda decía: “Llevamos toda la vida en este lugar. Incluso de recién nacido mi madre solía traerme por aquí. Son muchos años y anécdotas de diversión”. “No hay nada como esto para mí. Desde pequeños veníamos aquí a jugar por las colinas. Al igual que muchos, mi Primera Comunión tuvo lugar aquí”, afirmaba Valeriano Castillo. Así, Francisca Peñalver comentaba: “Este día es muy especial. Recuerdo con cariño cuando veníamos de niños. Quizás desde fuera no se sienta igual pero aquí es algo excepcional”.