La “batalla de los crucifijos” de Baeza
La retirada de los símbolos del colegio San Juan de la Cruz generó un intenso debate en la ciudad y fuera de ella

“Los maestros y maestras del centro deberán retirar de las aulas ordinarias los crucifijos y demás imágenes de simbología confesional, quedando dichos símbolos circunscritos al aula de Religión, mientras esta exista, y debiendo retirarlos una vez concluida la clase si la actividad tuviera lugar en un aula distinta a la asignada para este fin”. Era la tercera de las órdenes incluidas en una circular que recibieron los profesores del colegio San Juan de la Cruz de Baeza, la indicación que abrió la caja de los truenos y que, durante un mes, situó a este centro en mitad de un debate que iba mucho más allá de la ciudad. Ocurrió hace una década, de mayo a final de curso, a finales de junio.
“Se pueden quitar los crucifijos de las paredes o de las aulas, pero tú tienes tu espacio personal y hay que respetarlo”, reflexiona María de las Nieves Ligero, que era presidenta de la asociación de padres y madres del colegio cuando llegó la circular y se puso al frente del movimiento surgido para tratar de revertir esta decisión. El malestar fue mucho y las acciones que se pusieron en marcha para mantener los crucifijos en las aulas incluyeron, incluso, una manifestación. La protesta llegó a la Catedral de la ciudad Patrimonio de la Humanidad, recibida con el redoble de campanas del templo.
El debate no está todavía superado en España, a raíz de la polémica surgida en Sevilla, por la reciente exigencia de retirar crucifijos de un centro de salud, a lo que se opusieron los facultativos. En el lado contrario, todavía existen asociaciones y observatorios que denuncian los incumplimientos en los edificios públicos de la laicidad que defiende la Constitución española. En su momento, lo ocurrido en Baeza tuvo, incluso, gran repercusión nacional.
Diego José Lechuga Rentero, 52 años, profesor de Lengua y Literatura en un instituto de Jódar, fue el que advirtió hace una década de que no podían mantenerse los símbolos cristianos, padre de uno de los niños escolarizados entonces en el “San Juan de la Cruz”. Aquellos días, prefirió no dar su nombre y recuerda que su padre llegó a ser intimidado. “Muy poco tiempo antes, se aprobó la desaparición de los símbolos religiosos en el colegio y en todos los centros públicos y, a pesar de ello, estaban presente en el colegio de mis hijos”, recuerda. A ello se unió que no tenía interés en que su hijo diera Religión y observó que no había alternativas para él. Para dejar claro que la enseñanza es laica en el país acudió a los responsables del centro, para instarlos a que se adaptaran a la normativa. “Primero fue una conversación informal y, posteriormente, puso el caso en manos de una asociación que remitió un escrito al claustro y no hubo más remedio de adaptarse a la realidad”, sostiene Lechuga Rentero. Este profesor cree que todavía se dan casos que apuntan a que hay trabajo que hacer y, sobre el velo, por ejemplo, aunque defiende que se use, cree que es necesario que las aulas sean espacios en los que se pueda debatir, sin que se oculte el rostro de ningún tipo.
“Una década después, no lo veo ni bien ni mal, creo que no era para tanto, aunque recuerdo que algunos padres árabes llegaron a quejarse también de la retirada de todos los símbolos”, sostiene la actual presidenta de la asociación de padres y madres de alumnos, Rosa Lorite, que defiende que, aunque ya no tiene sentido el debate, la presencia de crucifijos no es más que una expresión de la tradición en un país como España. En el centro, actualmente, no hay ni un crucifijo en las aulas, conforme a la laicidad de la enseñanza en España.
En su momento, la Junta explicó que no había una legislación específica que respaldara la retirada de crucifijos y que, ante las quejas de padres de alumnos, se obró en consecuencia con un informe del Defensor del Pueblo que estimaba que, en algunos casos, la presencia de símbolos religiosos podría ser ofensivo para algunas personas. En Baeza, se optó por una orden de la Inspección para justificar este paso.
Unas doscientas personas, muchas de ellas niños, recorrieron las calles de Baeza, el 16 de junio de 2006, para exigir la marcha atrás de la medida de retirar los crucifijos de las aulas del colegio San Juan de la Cruz. La marcha llegó a la Catedral baezana donde hubo una ofrenda floral. Los manifestantes portaron pancartas en las que reclamaban respeto al sentir mayoritario de los padres de los alumnos del centro.