La atalaya de La Rábita

Un legajo del siglo XVI rocoge que había una torre de vigilancia, con orígenes medievales, en las cercanía de la actual pedanía, que pudo ubicarse en el paraje ahora es denominado Cerro de Cano

29 may 2022 / 21:00 H.
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La Rábita es un lugar que marca el final del antiguo territorio abacial y deslindaba sus tierras con el reino de Córdoba, y la demarcación de la frontera fernandina con el reino de Granada, donde acaba el territorio de los calatravos. Le atravesaba un importante camino que derivaba a tierras cordobesas, por el sur con el camino de Priego; y, por el norte se adentraba en tierras cordobesas de Baena. Fue un lugar de entrada de muchas civilizaciones, entre lo que destacó el camino de los playeros que desde tierras malagueñas adentraban el pescado a tierras del alto Guadalquivir. En Alcalá la Real siempre ha llamado la atención el Camino de los Playeros, citados por los Libros de Veredas. Camino que recorría la parte oriental del municipio alcalaíno, y adentrándose por el camino que conducía a Vélez Málaga y las costas malagueñas, servía también de marca de deslinde con las tierras granadinas de la ciudad de Granada, Montefrío y del marquesado de Priego. También es de sobra conocida la actividad de los playeros, que respondía al sector terciario, y solía estar copada por arrieros moriscos o comerciantes de este pueblo que ampliaron sus labores de la agricultura tras la conquista de Granada y su conversión al cristianismo abriéndose horizontes hacia las rutas mercantiles.

No es de extrañar que esta ruta de playeros fuera exclusiva de nuestras tierras, sino que algunos moriscos ejercían de playeros se dedicaban a los intercambios comerciales entre Granada y la costa de Granada y otros pueblos malagueños y granadinos, como Motril , Salobreña, Almuñécar, Vélez, Torre del Mar, la propia capital y Torrox, trasladando el pescado fresco y seco, y otros productos como la caña de azúcar a través del Valle del Lecrín.

En el caso de Alcalá la Real, era notoria la presencia de estos playeros a través de la ruta comentada, e intercambiaban el pescado de la Costa malagueña con otros productos alcalaínos. Pero no era este el único trato, sino que es interesante comentar la presencia de los playeros y su procedencia. Por un documento del escribano Luis de Pareja, en 24 de noviembre de 1550, se encuentra un poder para la venta de esclavos que nos ilustra de otro tipo de comercio diferente al pescado por parte los playeros. No es extraño que se ubicaran a lo largo de su recorrido puntos de vigilancia, con atalayas que protegían o avisaban del movimiento de personas, tropas y ganados. No se había descubierto hasta ahora ninguna atalaya por la zona de La Rábita, y siempre se ceñía su historia al ribat de mundo de frontera. Pero un documento de contrato, escrito por el escribano Francisco Jiménez, entre el ventero Gerónimo Mallorcas y Pedro Hernández de Tapia y Alonso de Tapia supone un gran avance al menos de testimonio histórico. El primero era, por la presente, el arrendador del cortijo de Diego de Sotomayor, integrado por la casa y tierras de labor, y se lo cedía a los hermanos Tapia. Pero lo interesante del documento (AHPJ Legajo 4.717 folio sin numerar, 15 de agosto de 1564) es la descripción de sus linderos: “que es en la Rábita en la atalaya racia (raya, raja), linde con la dehesa de la Rábita y tierras del jurado Lucas Montijano”.

La atalaya de La Rábita

El nombre de la atalaya no puede concretarse, porque aparece tachada la consonante central , de ahí que le hayamos denominado con el de Atalaya de La Rábita. Actual mente difiere el paisaje natural y poblacional a los tiempos en los que se erguía esta atalaya. Pues por las descripciones anteriores de la zona de la Laguna se sugiere una zona pequeña pantanosa, desde donde salían varios manantiales de agua superficiales, cubiertos y rodeados exteriormente de juncos, muy cerca del camino que venía de los actuales Canales, y cerca del camino real que se dirigía hacia el de los Playeros; la Venta se encontraba cerca de esta encrucijada de caminos. Y no es de extrañar que su ubicación proviniera del asentamiento del antiguo ribat transformado en venta, y luego, ermita, ya que una capellanía de la familia de Alonso Ortiz disponía de ella a través de un capellán. Esta es su descripción en los libros de Veredas del siglo XVI: “Desde la cual esquina a la parte levante de levante, y desde el camino real, que con ella alinda a la dicha vereda, hacia el dicho Juncar, por do los ganados entran en él, y lleva de anchura diez estadales, alinda a la mano derecha hasta el dicho Juncar con las paredes de la dicha venta, y luego con las de un cortijo, que está incorporado con ella, y luego haza de Catarina Rodríguez , viuda mujer que fue de Bartolomé López Montijano, y con esta llega al dicho Juncar, y por la mano izquierda desde el dicho camino hasta el dicho Juncar alinda con haza , que es de la dicha Catalina Rodríguez viuda, y yendo al dicho juncar, va hacia abajo sirviendo el dicho Juncar de vereda; y es de saber que este juncar todo es realengo, común y concejil; para pasto y abrevadero de ganado, como lo dice el libro de Hernán Pérez, en la foja quince plana segunda, digo primera , y porque dentro tiene muchos ojos de agua, que de presente, no se puede andar, no se mide ahora su anchura ni largura, hacerse sea en pudiendo, así se encargue lo manden hazer los señores, Justicia y diputados que les cupiere la primera visita de veredas y hagan poner en este libro la dicha medida para que por ella se visite, siempre, porque no se pueden entrar en el, ni menos a caballo, como agora está como lo van haciendo”. Junto a La Laguna existía un cortijo importante, el de los López Montijano.

Con esto está claras la ubicación y el entorno de la atalaya. Se encuentra confuso por estar manchada la consonante de la segunda sílaba, dando a confusión que puedes raja, racia o raya. Si concuerda con raya, podría hacer referencia a ser una atalaya de marca o límite de frontera, sobre todo en tiempos en los que Fernando III concedió los terrenos de la zona de Alcaudete a la orden calatrava. Pero, si nos referimos a raja se encuentra el término raja en el diccionario histórico como piedra fina utilizada en las paredes de piedra para calzar o tapar huecos que dejan las piedras grandes, en este caso las del cilindro o cubo de la almenara. Como razia razia procede de “razzia”, y este del árabe argelino ”âzyah”, algara, y hace referencia la incursión, correría en un país enemigo y sin más objeto que el botín. O la batida o redada. Por bajo de la Dehesa, en el entorno de la antigua Laguna, cerca de la actual ermita de San José de la Rábita, que proviene del antiguo “ribat”, y próxima a la venta de San José, se encuentra el Cerro Cano, que proyecta su vigilancia al camino de playeros, y enviaba mensajes de fuego y bandera, luminarias, a otras atalayas como la de Fuente Álamo. Lugar idóneo para esta atalaya desaparecida.

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