La Asociación Taurina de Santiago de la Espada recupera los encierros de julio
Los vecinos del municipio inundaron las calles para revivir la fiesta de Santiago Apóstol

La mañana amenazaba tormenta vespertina. Había mayoría entre los que decían que sí, pero también era sonora la negativa a una granizada. Pero todas las miradas estaban puestas en una única cuestión, la vuelta a los orígenes. Volver al pasado de la mano de Santiago Apóstol, cuando en los años 80 se hacían unos encierros por el patrón de España y que suponían la apertura de las vacas en las calles en toda la comarca. Ha sido la Asociación Cultural Taurina de Santiago de la Espada y su legión de socios la que ha conseguido, tras la pandemia, superar todos los trámites burocráticos y administrativos de la autoridad gubernamental para un sábado 30 de julio sacar cuatro vacas a la calle. Recordemos que las fiestas de agosto en honor de Santa Quiteria siempre van acompañadas, en Santiago de la Espada, de encierros taurinos, ahora se ha ampliado la oferta y la respuesta ayer fue apoteósica.
Una marea azul, por las camisetas de la Asociación Cultural, inundó las calles de Santiago de la Espada, especialmente la de San Antonio, donde estaba acotado el revivir de la fiesta de Santiago Apóstol. Han sido meses de trámites y papeleos y ha sido una semana intensísima de colocación de burladeros, del chiquero portátil, de andanadas y escenarios en alto para el mayor disfrute de los santiagueños y los turistas venidos de diferentes puntos de España; ayer mismo se esparcía la arena sobre el asfalto para que las reses bravas de dos ganaderías de la comarca (Hermanos Chinchilla, Cañahermosa y Herederos de Antonio Fernández) lucieran con sus vacas la sangre y bravura de sus astados. Bajo un mural gigante, con una colección de fotos históricas de los encierros en Santiago, elaborados por Diario JAÉN conjuntamente con la Asociación Cultural Taurina, se colocó el camión a primera hora de la mañana, de aquí salió la primera vaca desencajonada. Entre la una y las dos dio pie a que los valientes recortadores y los miembros de las distintas peñas taurinas del municipio ensayaran sus conocimientos frente a un animal de enorme fuerza y trapío. Algún que otro susto, sin importancia, y encierro a mano, o sea, con la fuerza de los santiagueños, la vaca fue introducida en los chiqueros.