La almazara de “Aires de Jaén” cierra el ciclo del olivar a la botella

Inaugurada una moderna fábrica de una empresa que conquista mercados

23 nov 2019 / 16:19 H.
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El mismo aceite que sale de sus bodegas sirvió para bendecir las paredes de una empresa convertida en todo un referente en Andalucía. “Aires de Jaén” abrió sus puertas al mundo como el ejemplo empresarial que la provincia necesita para conquistar nuevos mercados y repartir las bondades de un aceite de oliva reconocido internacionalmente. En una mañana lluviosa y excelente para el campo jiennense, el kilómetro ocho de Jabalquinto, muy cerca de Mengíbar, representantes de todas las administraciones públicas y de la sociedad civil se unieron al calor de una familia unida que, con la mirada puesta en el cielo, con el recuerdo vivo de Miguel Ángel López Barea, vivió uno de esos días que nunca se pueden olvidar. La apertura de una almazara completa cerró el ciclo de un proceso que empieza en el árbol y que termina en la botella.

En el corazón de una finca familiar de casi 200 hectáreas, situada en la vega del río Guadalquivir, se alzan unas modernas instalaciones de envasado y comercialización de aceite de oliva a las que, ahora, se une una brillante almazara. El gerente de “Aires de Jaén”, Matías López, habló en nombre de una familia que, emocionada por el recuerdo de su padre, lo dieron todo para hacer agradable una visita de obligado cumplimiento para conocer cómo se elabora un producto de calidad. Emocionado, agradeció a los suyos el respaldo recibido en un camino no exento de dificultades, a las administraciones públicas por allanarlo, a los clientes, su razón de ser, a los socios, a los colaboradores y, en especial, a los compañeros del día a día.

“Abrimos aquí en 2003 y ya teníamos en mente hacer este proyecto. Nuestra idea era cerrar el ciclo de producción, envasado y comercialización”, dijo. A tenor de las circunstancias, lo tienen conseguido. Y con creces. La compañía empezó a dar sus pasos con el nombre de “Aires de Jaén” en el año 2010, aunque fue tres años después cuando se asentó en Jabalquinto. Desde su nacimiento creció a pasos agigantados y, en la actualidad, está presente en más de 50 países. Comercializa más de 8 millones de litros de aceite de oliva y factura en torno a los 30 millones de euros. Ni que decir tiene que su plantilla avanzó hasta llegar a los 34 profesionales, un equipo joven, preparado y motivado que, sin duda, es una de las claves de la importante evolución de la firma empresarial.

Matías López subrayó su apuesta por el medio ambiente. Sus árboles están en producción integrada, generan con energía solar el 50% de sus necesidades y utilizan los subproductos del olivar para que todo gire en torno a la economía circular. Hay otra pasión, quizás desconocida, pero no por ello menos interesante: la producción de vino en la Rioja y en Manzanares. Otro capítulo más de una familia que tiene claro que hay que abrir y cerrar pronto la almazara para que el “oro líquido” que producen, envasan y venden sea de extrema calidad.

bendición. La presentación del acto, conducida por el periodista Francisco Javier Oliver, estuvo jalonada de sorpresas, aunque la mayúscula la regaló el sacerdote del municipio. Manuel de Castro comparó la Iglesia, como viña del señor, con la Agricultura, extremo que personalizó en Carmen Crespo, presente en el acto. “Usted es la consejera más importante para un cura”, ironizó. Acompañado por los dos niños que representan el futuro de la empresa, dijo que iba para político, pero finalmente decidió ser “ministro” de Dios. Con los poderes sacerdotales que tiene el aceite como telón de fondo, adornó una bendición que terminó en un aplauso sentido. Una ovación dirigida a quienes han conseguido que “Aires de Jaén” sea especial y, sobre todo, a una persona que, desde otro lugar, vela por hacer más grande el nombre de Jaén.

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