Justicia, reparación y verdad en la inauguración del curso de Garzón

El alcalde de Sevilla propone el consenso político para dignificar a las víctimas

12 jul 2019 / 17:11 H.

E l juez Baltasar Garzón volvió ayer a su pueblo natal, Torres, para inaugurar el segundo curso de verano que se imparte durante el 11 y 12 de julio en el Centro de Formación y Empleo del municipio. Con la sala repleta de asistentes y vecinos de Torres, el curso se inauguró con la presencia del juez y presidente de Fibgar, Baltasar Garzón, el director académico del curso y catedrático, Juan Manuel de Faramiñán, los alcaldes de Sevilla y de Torres, Juan Espadas Cejas y Roberto Moreno Jiménez y, en sustitución del rector de la UJA, la vicerrectora de Coordinación y Calidad de las Enseñanzas, Hikmate Abriouel Hayani. “Hacia un mundo más humano: garantías de no repetición de las violaciones masivas y sistemáticas a los derechos humanos” es el título de este nuevo curso que se enmarca dentro del programa Forum UJA Torres que organiza el Consejo Consultivo de Andalucía, la Universidad de Jaén, el Ayuntamiento de Torres y la Fundación Internacional Baltasar Garzón con la colaboración de la Diputación de Jaén y la Junta de Andalucía.

La inauguración estuvo presentada por Hikmate Abriouel Hayani, que, en sustitución del rector de la UJA, Juan Gómez, fue la representante de la universidad en el acto. El alcalde de Torres, Roberto Moreno, agradeció a los organizadores que llevasen a cabo este acontecimiento en el pequeño municipio de 1.400 habitantes desde hace ya catorce años pues, durante el desarrollo del curso, Torres se convierte en un foro de debate de asuntos internacionalmente relevantes. Juan Manuel de Faramiñán y Baltasar Garzón participaron durante la inauguración, pero la intervención principal fue la del alcalde socialista de Sevilla, Juan Espadas Cejas. La memoria histórica y la reparación de las víctimas fue el tema central que condujo la conferencia del alcalde sevillano. “Hablar de memoria histórica es hablar de un fuerte armazón en estos últimos años en España”, afirmó el político. Espadas Cejas puso en valor la implicación que el Ayuntamiento de Sevilla tiene con la memoria histórica y las víctimas ya que, según él, la capital andaluza vivió de manera especialmente dura y difícil la Guerra Civil y la memoria de los afectados debía ser reconocida y dignificada. “Para trabajar en esta materia es necesario el consenso político”, concluyó el alcalde.

Tras la inauguración del nuevo curso, el catedrático emérito de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales de la Universidad de Jaén, Juan Manuel de Faramiñán Gilbert, repasó la carrera del jurista Baltasar Garzón —al que le unían, y así lo demostró en el acto cuando le regaló al juez un libro dedicado, lazos personales de amistad— y dio paso a la conferencia del jurista. El que era embajador en su pueblo, centró su intervención en explicar a los asistentes en qué consistía la justicia transicional y la reparación de la memoria de las víctimas. “La memoria debe ser interpretada de forma proactiva, a favor de las víctimas y no en contra como se ha hecho en España desde tribunales de menor instancia hasta el Tribunal Supremo”, afirmó Garzón. Bajo la pregunta de “¿qué entendemos por justicia?”, el jurista opinó que la memoria histórica no es una cuestión de ideología sino de derechos humanos y que, en España, este asunto aún está pendiente para las víctimas del franquismo. “La memoria es dar cohesión, significa mirar hacia el presente y el futuro y no hacia el pasado. Recuperar calles que tuvieron nombres de líderes franquistas porque el ayuntamiento ha cambiado de signo político es una acción que va totalmente en contra de las víctimas”, sentenció el juez. Tras realizar un breve repaso sobre las privatizaciones de libertad y violaciones masivas de derechos en diferentes países del mundo y poner en valor la importancia de las comisiones y los informes de la verdad, Baltasar Garzón terminó su intervención reflexionando sobre el sistema judicial actual y planteando otro tipo de justicia. “La pena privativa de libertad cada vez tiene menos sentido. La justicia es algo más que la imposición de una pena y los delincuentes tienen que hacer algo más que estar en una celda. Debemos aspirar a algo más que la satisfacción de conciencia y a una justicia que focalice en la memoria y la dignificación”, manifestó el juez.