Hace 28 años del peor accidente de tráfico de la historia de Jaén
La provincia vivió una de sus mayores tragedias cuando 29 personas perdieron la vida en el siniestro de un autobús que regresaba a Bailén desde Sierra Nevada

Pasará el tiempo, pero el dolor perdurará. Una veintena de personas murieron al chocar un autobús y un turismo cerca de Bailén. Ocurrió el 28 de febrero de 1996 y el siniestro quedó marcado como el accidente de circulación más trágico de la historia de la provincia. La mayoría de los 29 fallecidos residían en Bailén y el chófer, en Andújar. El autocar, que quedó totalmente calcinado, regresaba de una grata jornada de viaje en Sierra Nevada y, a tan sólo cinco kilómetros de su destino, se produjo el momento que cambió la vida de la sociedad bailenense. El choque se produjo a las 21:45 horas, junto a la gasolinera Las Palmeras, lugar que se convirtió en un hervidero de gente. Lamentos, desmayos y mucho dolor era lo que se vivía aquella noche en la N-323.
Fue una noche muy larga y las cerca de 120 personas, entre fuerzas del orden público, voluntarios y servicios médicos, que participaron en el rescate de los 58 pasajeros a bordo coincidieron en que el suceso fue el más desagradable que habían visto. La tragedia fue mayor de lo que en principio se pensó. El autobús, tras chocar frontalmente con el turismo, se convirtió en una bola de fuego. Un informe del cuerpo de Bomberos firmado a las 5:00 horas de la madrugada del siniestro decía así: “Llegamos cuando el autobús ardía por los cuatro costados. Pudimos presenciar que varias personas estaban vivas dentro de él entre las llamas”. Aterrador. Familias enteras quedaron diezmadas, según se esclareció tras la primera lectura del listado de muertos, cuya edad media se situó en los 22 años. Buena parte de los viajeros eran testigos de Jehová.

Los cadáveres se evacuaron del autobús y las funerarias alinearon los ataúdes. Mientras, los heridos se trasladaron inmediatamente al Hospital San Agustín de Linares. El silencio en la N-323 era sepulcral, únicamente roto por los gritos y sollozos de quienes trataban de comprender el por qué de tal tragedia. Los pasajeros supervivientes comentaron que consiguieron salvar la vida gracias a un viajero que abrió una rendija por la que salir. El 1 de marzo de 1996, Bailén vivió con horror el primer día de luto oficial y las familias continuaban desesperadas. Muchas de ellas no sabían cuál de los ataúdes de la hilera en la sala de la Casa de la Cultura del municipio contenía los restos de sus seres queridos. Todos los cadáveres presentaron claros síntomas de calcinación. La tragedia superó las fronteras de la provincia y todo el mundo trató de entender cómo pudo suceder una desgracia así.
Un episodio difícil de olvidar para Bailén y para la memoria colectiva jiennense. Un 28 de febrero que truncó la vida de 29 personas, sus familias, sus seres cercanos y todo un municipio que mantendrá el recuerdo de uno de los accidentes más lamentables en la historia del tráfico en la provincia de Jaén.
