Gran pueblo que disfruta de sus tradiciones más singulares

Los vecinos arropan a San Sebastián en unos días repletos de vivencias, con protagonismo del fuego y las banderas

21 ene 2020 / 16:31 H.
Ver comentarios

Los habitantes de Quesada vibran con unas fechas especiales, unas de las celebraciones locales más concurridas, junto con las preparadas en honor de la Virgen de Tíscar, también patrona, y con la feria. No es para menos, en la segunda quincena de enero, cada año, se recibe con los brazos abiertos a San Sebastián, imagen que permanece unos meses entre sus fieles después de llegar procedente de su ermita. Por tanto son fechas de alegría, en las que los quesadeños despliegan su carácter abierto y sus singulares tradiciones.

Ni siquiera las adversidades meteorológicas del fin de semana, marcado por la lluvia y de ayer, en las que las precipitaciones llegaron a ser sólidas, fueron capaces de frenar el sentimiento de fe colectivo. Una vez culminado el traslado dominical hasta la parroquia de San Pedro y San Pablo en la que se vivió con intensidad, en especial, la llegada a la Era Empedrá. La entrada en el casco urbano se hizo en compañía de la Agrupación Musical de Quesada y la banda de cornetas y tambores de la Expiración. Tampoco faltó la habitual traca de bienvenida en el Jardín Grande. La tarde gélida y plomiza no quitó brillantez a este abrazo colectivo. Como manera de celebrarlo, miembros de la hermandad, colaboradores y representantes municipales celebraron la ocasión en un restaurante y no en el salón parroquial, que está en proceso de reforma.

El día grande, después de la incertidumbre por la inestabilidad atmosférica, no falló tampoco. El mártir narbonense puso en escena su magia y la procesión vespertina pudo salir con absoluta normalidad. Antes, se ofició una concurrida eucaristía en honor del patrón en la iglesia de San Pedro y San Pablo. Nuevamente, los dos colectivos musicales antes mencionados acompañaron a la imagen en su solemne desfile urbano. Las tradiciones envolvieron la velada con la presencia de niños que “liaron” las banderas durante el itinerario. Los fuegos artificiales saludaron a la comitiva desde el Jardín Grande. El cortejo, del que, entre otros, formaba parte el alcalde, el incombustible y apreciado Manuel Vallejo, desembocó finalmente en el templo después de que el concurrido cortejo pasaran por las principales calles de Quesada.

Como no podía ser de otra manera, las llamas estuvieron muy presentes para iluminar la noche. La lumbre en honor de San Sebastián fue la secuela de las que, días antes, ardieron en honor de otro santo invernal, San Antón.

A partir de ahora quedan por delante dos intensos meses. La imagen del soldado romano martirizado en siglo III puede venerarse en la mencionada iglesia quesadeña hasta el 23 de marzo, cuando será la despedida. San Sebastián y sus acompañantes emprenderán el camino de vuelta a la ermita, un recorrido inverso al de este domingo. A la llegada, en el paraje contiguo se celebrará la habitual misa de campaña. El broche vendrá de la mano de la Fiesta del Hornazo, el 11 y el 12 de abril, con una verbena y una convocatoria campera junto al inmueble.

El origen de la fe quesadeña hacia San Sebastián entronca con la historia. Todo empezó, como en otros lugares, por su intercesión ante una plaga, en este caso una epidemia de peste. La imagen original desapareció durante la Guerra Civil y la actual, elaborada en Valencia, llegó al municipio en un camión que también llevaba hortalizas y verduras que amortiguaron el periplo por las carreteras.

Provincia