Fortuna con cuatro patas

Unas 130 familias de Santiago-Pontones son pastores

15 sep 2018 / 11:20 H.

La segureña es una oveja fuerte, resistente, hecha a climas extremos y con una carne exquisita, diferente a las de otras razas de su misma especie. Aunque procede del mismo tronco que la manchega, a esta, por selección genética, se la enfocó a la producción de leche, y a la segureña, a la de carne. Los entendidos aseguran que el sabor del cordero segureño es suave y su carne es rosácea. Eso lo hace diferente a otras razas de su lanuda especie. Aunque se cría, además de la de Jaén, en otras provincias limítrofes, sobre todo en la de Granada, también en Murcia, Albacete y Ciudad Real, el epicentro por antonomasia de la oveja segureña es el municipio de Santiago-Pontones. Desde hoy y hasta el lunes inclusive, Santiago de la Espada acoge las XXXIV Jornadas de la Oveja Segureña y Feria Ganadera, con interesantes ponencias y exhibición de los mejores especímenes de la raza. Un botón de muestra de la importancia que esta oveja tiene en el municipio está en que la ganadería es la principal fuente de ingresos del municipio, a mucha distancia del olivar, que allí es casi testimonial o, al menos, más secundario para la economía.

Las ovejas de raza segureña deben su nombre a la Sierra de Segura. Su forma es alargada y su tamaño, medio. Tiene el vellón de lana entrefina de color blanco uniforme y de escasa extensión y sus corderos están considerados de alta calidad, con altos rendimientos en el matadero. La cabeza de la oveja segureña es proporcionada, desprovista de lana y sin cuernos tanto el macho como la hembra. En las hembras, las mamas son globosas y desprovistas de lana. Poseen pezuñas simétricas y fuertes.

Cifras. Los datos hablan por sí solos. Un estudio estadístico realizado por el alcalde, Pascual González, es elocuente. La cabaña ganadera de Santiago-Pontones se distribuye así: 40.000 ovejas segureñas, 5.000 cabras y 1.500 vacas. Las 40.000 ovejas producen al año más de 60.000 corderos en régimen de ganadería extensiva. Y su venta es la principal fuente de ingresos para 130 familias de pastores, lo que significa que unas 600 personas, de un municipio de 3.100 habitantes, viven directamente de la ganadería. Se calcula que existen actualmente en torno a 1,25 millones de cabezas repartidas en la confluencia de Jaén, Granada, Almería, Murcia y Albacete.

El término municipal de Santiago-Pontones tiene una extensión de 682 kilómetros cuadrados, lo que lo convierte en el segundo con más territorio de la provincia, tras Andújar, y en el 29 municipio con mayor extensión de los de España. Su población está dispersa en 102 núcleos.

“La ganadería siempre ha tenido mucha importancia en la Sierra de Segura y los pastos han sido aprovechados por los naturales y por pastores llegados de fuera”, explica Pascual González.

Una cabaña que, como no podía ser de otra forma, ha evolucionado con el paso del tiempo. En la primera mitad del siglo XX, el ovino era el ganado principal en Santiago-Pontones, pero también había mucho caprino, equino y vacuno, además de gallinas, conejos y cerdos. Pero la irrupción de la maquinaria agrícola y otros factores mermaron algunas especies, aunque la cría de la oveja segureña se mantuvo.

“La supervivencia de la ganadería en este municipio se debe, sobre todo, a que las duras condiciones climáticas y orográficas suponen una barrera al monocultivo del olivar, al que solo se le dedica un 2% del terreno cultivable”, subraya Pascual González.