Fervor en un entorno privilegiado como es Río Madera

El corazón de la Sierra de Segura rezumaba ayer alegría y devoción. Tras una carretera sinuosa, y en mitad de unos pinos centenarios que aguardan un sinfín de secretos, los habitantes de Río Madera (Segura de la Sierra) veneraban a la Virgen de Fátima y San Francisco. Un entorno privilegiado, que ya de por sí desprende magia durante todo el año, pero que en estos días tan señalados de agosto se convierte en un potente imán metálico de visitantes.